Comienzos (6): Génesis 2

Dos relatos

No es ningún secreto que en las Escrituras existan dos relatos distintos de la creación: en el Capítulo 1 y en el Capítulo 2 de Génesis. Hasta aquí hemos comentado el primer relato (nos tomó un mes, y solo tocamos la superficie de este verdadero capítulo sin fondo —Génesis 1—). Hoy empezaremos a comentar el segundo.

Génesis 2:4 es el versículo de apertura del segundo relato: empieza la segunda «historia del cielo y la tierra cuando Dios creó la tierra y el cielo». Después de este versículo, el lenguaje y el tono cambian drásticamente, y surgen algunas diferencias muy significativas. El cambio más importante concierne a los nombres de Dios: el primer relato se refiere al Creador como «Dios» o Elohím en hebreo, mientras que el segundo se refiere al Creador como «SEÑOR Dios» o YHVH Elohím.

Esta diferencia se observó hace mucho tiempo, y ha sido el punto de partida para la crítica bíblica, que ha visto en el uso de diferentes nombres divinos, importantes pistas para la autoría de dichos versículos. A causa de estas diferencias, las dos historias de la creación se han visto como si perteneciesen a dos tradiciones diferentes: la primera, normalmente se asigna a fuente P, la última a fuente J, aunque esta división es disputada por algunos eruditos. J es la designación dada por los críticos bíblicos al autor que utilizó el nombre divino de יהיה YHVH, y se cree que vivió en el reino del Sur, tiempo después de la muerte de Salomón. Según esta teoría, fue el responsable de la mayor parte de Génesis; mientras que P es designado como el autor del primer capítulo de Génesis, el libro de Levítico y algunas otras secciones de la Torá.

No creo que mi tarea aquí sea darte las respuestas. Todos sabemos que al final del día, esto es una cuestión de mi fe y la tuya —cómo leemos este libro y qué hacemos con el texto—. Tengo mi opinión y mi postura, y desde luego, no tienes por qué aceptarla. Sin embargo, confío en enriquecer tu lectura de la Biblia al señalar los detalles y matices que están siendo pasados por alto a causa de la traducción, y proporcionar algunos comentarios judíos relevantes (incluyendo el mío). Lo que hagas con estos detalles, matices y percepciones depende de tu posición particular y de lo que creas.

 

Las dos facetas de Dios

Muchas personas ven el primer y el segundo relato como si se contradijeran el uno al otro y no se conectaran del todo; los consideran como si representaran dos versiones completamente distintas de la historia de la creación, sugiriendo que no hubo un solo autor de esta historia —y no hay un solo autor de este libro—. Personalmente creo que hay un espacio para otro enfoque —o tal vez incluso otros enfoques— para poder reconciliar estos dos primeros capítulos de Génesis.

Primero que todo, ¿podría ser que estos dos relatos reflejen dos facetas de la naturaleza de Dios? Como mencioné previamente, tenemos diversos nombres de Dios en este relato. En el Capítulo 2, el Creador se conoce como «Señor Dios» (Adonái Elohím), mientras que en el primer capítulo al Creador se le llama «Dios» (Elohím). Elohím (אילוהם) —«Dios» o «dioses»— es el término genérico para Dios que encontramos en la Biblia. Puede ser usado como nombre plural si se aplica a los dioses de otras naciones, o como nombre singular cuando se refiere al Dios de Israel. Por otra parte, Adonái (יהוה) es el nombre único y personal del Dios de Israel —el nombre que se usa con más frecuencia en la Biblia—.[1]

La tradición judía interpreta los nombres de Elohím y Adonái como reflejos de las dos facetas de Dios: Elohím representa la cualidad de justicia; Adonái el reflejo de la cualidad de misericordia. Por ejemplo, en Génesis 22 es Elohím quien ordena a Abraham sacrificar a Isaac, pero fue el SEÑOR, Adonái (el Ángel del Señor) quien al final detuvo la mano de Abraham. El Midrásh dice que el mundo originalmente fue creado por Dios como Elohím (Génesis 1), pero que después Él es llamado Adonái Elohím (Génesis 2) porque vio que sin su misericordia su creación no sobreviviría.

 

Direcciones opuestas

Hay otro enfoque posible o explicación —una explicación que está a la vista incluso en el primer versículo del segundo relato—: «Tal como es la historia del cielo y la tierra cuando fueron creados en el día que el Señor hizo la tierra y el cielo». El segundo relato empieza directamente con la tierra y los que pertenecen aquí —principalmente, un hombre—. Escuchemos los comentarios de Rashi. Su explicación para las diferencias entre Génesis 1 y 2 —porque Génesis 2:7-23 parece repetir la historia ya contada en Génesis 1:26-27— es que primero, la Torá nos presenta una imagen general de la historia de la creación, y después nos muestra detalles específicos de la creación de la humanidad, que por supuesto, es la más importante de las creaciones.

Así pues, el hombre que vemos en el segundo capítulo todavía es el mismo Adám, pero ahora la imagen es tomada desde un ángulo completamente distinto —diferentes perspectivas—. No es por casualidad que incluso el orden de las palabras en estos dos relatos sea completamente opuesta: mientras que el primer capítulo comienza con el famoso «En el principio Dios creó el cielo y la tierra» (Génesis 1:1), en el Capítulo 2 dice: «el Señor Dios hizo la tierra y los cielos» (Génesis 2:4). Aquí vemos la misma vav que conecta  de nuevo el cielo y la tierra —pero los conecta en direcciones opuestas—. En un sentido, el Capítulo 2 es como si los versículos fuesen un movimiento en cámara lenta del Capítulo 1, donde Dios está tratando con el hombre.

 

La naturaleza dual del hombre

Así pues, en el Capítulo 2 vemos todo el proceso en cámara lenta —y gracias a ese movimiento—, nos damos cuenta por primera vez de un hecho que podría fácilmente haberse perdido en un cambio rápido de los episodios del Capítulo 1: este hombre, a quien Dios declaró ser creado «a su imagen y según su semejanza», no es algo angelical, un ser espiritual, que no tiene deseos carnales o similares y que está ocupado solamente en asuntos espirituales. No, es un hombre muy material —una criatura de carne y hueso—. Recordemos que a través de toda la historia de la creación en el primer relato, Dios siguió mostrándonos, a través de distintos aspectos —mediante los nombres y las combinaciones de las letras— que esta criatura especial que Él creó, tenía una naturaleza dual. Ahora, ya no es un aspecto: Las Escrituras dicen claramente que Adám es «formado… del polvo del suelo». Creo que estos dos relatos de la creación, de alguna manera reflejan aquellos dos aspectos diferentes de Adám: sí, él es creado a imagen de Dios —pero también es «formado… del polvo del suelo»—. A partir de ahora esta increíble tensión entre el polvo del suelo del que somos formados, y la imagen de Dios en la que somos formados, marcarán cada una de las páginas de este libro —y cada uno de los pasos de las vidas humanas—.

 

[1] La pronunciación original más parecida fue Yahvéh, ya que la tradición judía permitía que el nombre solo fuese pronunciado por el Sumo Sacerdote, después de la destrucción del Segundo Templo, se acostumbró a decir la palabra Adonái (mi Señor) cuando se leía יהוה.

 

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About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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