De Los Días Temibles – A Los Días De Alegría

Su alegría será completa

Casi inmediatamente después de los Días Temibles —los días de temblor y arrepentimiento— empieza Sucót. Terminamos el ayuno de Yóm Kipúr, escuchamos el último llanto del shofár, y en esa misma noche comenzamos a construir las sucót —las cabañas—. Años atrás viví en una casa con un gran patio comunitario y me gustaba observar a mis vecinos religiosos alegrarse en levantar su sucá en el patio durante la noche, justo después de Yóm Kipúr. Esta transición, de los solemnes y sobrios Días Temibles a la Festividad de la Alegría es increíble; por supuesto, definitivamente comentaremos este punto aquí; hoy, sin embargo, hablaremos sobre la Festividad de las Cabañas.

Como mis lectores ya sabrán, el número siete siempre ha sido considerado por los intérpretes y comentaristas de la Torá, como el número perfecto. Por eso, no viene de sorpresa que el séptimo mes del año, Tishréi, sea de hecho el mes más importante en el calendario sagrado de Dios. Está lleno de días especialmente solemnes, mo’adím, y ya he intentado expresar en estas páginas la belleza de Rósh HaShaná y la solemne atmósfera de Yóm Kipúr. Ahora, finalmente nos acercamos a la última de las «solemnes asambleas» de Tishréi, la Fiesta de las Cabañas. Para mí esta festividad siempre estuvo entre todas las fiestas del calendario sagrado de Dios; y estoy segura de que no lo es solo para mí, después de todo, no es por casualidad que en la Biblia a veces se le llame simplemente «La Fiesta» (1 de Reyes 8:2) o «La Fiesta del Señor» (Levítico 23:39). ¿Por qué? ¿Qué tiene de especial Sucót?

Sucót es una festividad bíblica de alegría: si a la Pascua se le llama el «tiempo de nuestra liberación» y a Shavuót se le llama el «periodo de entrega de nuestra Torá», a Sucót se le describe como el «periodo de nuestra alegría», zmán simjatéinu. De hecho, las Escrituras nos ordenan explícitamente estar alegres durante Sucót:

«13 Celebrarás la Fiesta de las Cabañas por siete días después de que hayas reunido la producción de tu piso de trilla y de tu lagar.14 Alégrate en tu fiesta, tú, tus hijos y tus hijas, tus sirvientes masculinos y femeninos, y los levitas, los extranjeros, el huérfano y las viudas que viven en tus pueblos. 15 Por siete días celebrarás la fiesta del Señor tu Dios en el lugar que el Señor escoja. Porque el Señor tu Dios te bendecirá en toda tu cosecha y en toda la obra de tus manos y su alegría será completa».[1]

¿Por qué? A simple vista parece que no hay una explicación razonable: otras festividades bíblicas conmemoran un evento que salvó al pueblo judío de un grave peligro que sucedió en esta fecha en particular (al igual que la Pascua, Janucá y Purím) pero nada sucedió el 15 de Tishréi que pudiera explicar el establecimiento de una festividad en esta fecha. Entonces, ¿por qué sucót es tan importante para Dios y por qué se le llama zmán simjatéinu —el tiempo de nuestra alegría?—. ¿Qué celebramos y por qué nos regocijamos?

La respuesta puede encontrarse en la tradición judía. Según nuestros sabios, Moisés regresó con el segundo juego de tablas en Yóm Kipúr. En Yóm Kipúr, Dios perdonó a su pueblo después de su terrible pecado del becerro de oro. Sin embargo, fue solo en Sucót que la presencia de Dios regresó para habitar entre su pueblo; fue solo en Sucót, que aquellas nubes divinas cubrieron las cabañas hechas por ellos mismos. Este es el misterio y la alegría de Sucót —el misterio y la alegría del retorno de Dios y del compañerismo renovado—. Por eso es que Sucót es de hecho la festividad de la intimidad y la presencia divina; por eso es que Sucót se llama zmán simjatéinu, el periodo de nuestra alegría —porque Dios, en su misericordia, llegó a la cabaña con su pueblo—.

Hagamos aquí cabañas…

«Habitarán en cabañas siete días. Todos aquellos que son israelitas nativos habitarán en cabañas, para que tus generaciones puedan saber que hice que los hijos de Israel habitaran en cabañas cuando los saqué de la tierra de Egipto: “Yo soy el Señor tu Dios”».[2]

En los escritos judíos encontramos dos enfoques distintos respecto al simbolismo de la sucá. Según el primero de ellos, una sucá simboliza las nubes divinas con la que Dios protegió a sus hijos en el desierto —las nubes de gloria que milagrosamente rodearon a los judíos durante los 40 años que vagaron por el desierto—. Según el segundo enfoque, el pueblo de Israel actualmente construye cabañas en el desierto para protegerse, y somos ordenados a construir sucót para recordar aquellas sucót en el desierto en las que vivíamos cuando Dios nos sacó de Egipto. ¿Estos dos enfoques son mutuamente excluyentes? Vamos a tratar de reconciliarlos.

La palabra sucá puede estar relacionada con la raíz סכה, «ver». Por eso, podría ser entendida como una alusión al alto grado de visión espiritual adquirido por Israel en el desierto. Aún cuando el pueblo judío probablemente se construyó pequeñas cabañas para conseguir algo de seguridad y refugio en el desierto «también fueron privilegiados de disfrutar incluso una mayor protección, una que superó no solo a las cabañas, sino a las fortalezas. Israel estuvo envuelto por las nubes de gloria de Dios. Esto fue totalmente distinto a la protección que proporcionó el acero o la roca sólida».[3]  Así pues, en estos dos enfoques, podemos ver un reflejo de la doble experiencia de Israel en el desierto —ambas extremadamente difíciles y extremadamente gloriosas— viviendo en humildes cabañas pero guiados y cubiertos por la gloria de Dios.

La reflexión del concepto de estas «nubes de gloria», también la encontramos en el Nuevo Testamento. Podrían recordar una de las más hermosas historias de los Evangelios —la historia de la transfiguración—. Todos los Evangelios Sinópticos describen a Jesús yendo a la montaña y siendo transfigurado: brillando «como el sol» y hablando con Moisés y Elías. Toda la escena presenta una imagen preciosa de la gloria celestial. Y, ¿cuál es la reacción de los apóstoles al ser testigos de esta escena? De repente, Pedro sugiere que podrían construir cabañas: «Señor, es bueno para nosotros estar aquí; si quieres, hagamos aquí tres cabañas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías».[4] A primera vista parece una sugerencia muy extraña e inesperada. ¿De dónde llegó?

Es solo a la luz de ese segundo enfoque del que acabamos de hablar, que la sucá simboliza las nubes de gloria que milagrosamente rodearon a los judíos durante los 40 años que pasaron en el desierto, que la sucá es un símbolo poderoso de la presencia divina, que comprendemos  por qué Pedro se ofreció para construir sucót: él se estaba refiriendo al símbolo tradicional e intentaba expresar la gloria de la presencia de Dios que estaba experimentando.

¡JÁG SUCÓT SAMÉAJ, QUERIDOS AMIGOS!

QUE PUEDAN EXPERIMENTAR LA PROFUNDA ALEGRÍA DE SU PRESENCIA DURANTE ESTE PERIODO MARAVILLOSO.

[1] Deuteronomio16:13-15.

[2] Levítico 23:43.

[3] Succos,  Artscroll Mesorah Series, 2002, p.22

[4] Mateo 17:4.

 

Los extractos que leen en estas páginas, son típicos de lo que compartimos con nuestros estudiantes durante las clases DHB (Discovering the Hebrew Bible/Descubriendo la Biblia Hebrea) o WTP (Weekly Torah Portions/Porciones Semanales de la Torá). Si estos artículos les abrió el apetito por descubrir los tesoros ocultos de la Biblia hebrea, o estudiar en profundidad la Paráshat Shavúa, junto con ideas del Nuevo Testamento, estaré muy feliz en proporcionar más información (y también un descuento de maestro para nuevos estudiantes) respecto a los cursos de eTeacher[1] (juliab@eteachergroup.com) .

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[1] Por el momento solo ofrecemos el curso WTP en inglés, mientras que el curso DHB está en español y portugués.

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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