Este es un momento muy emocionante, personalmente para mí. Acabo de escribir el libro “El Rey de todo Israel: Mi viaje a través del Evangelio de Juan” y mi corazón ahora anhela comenzar una nueva aventura.
Esta vez los invito a viajar hacia Jesús usando la “guía de carreteras” que conocemos como el Evangelio de Marcos. Este nuevo estudio es mi diario de campo que mi corazón realizó a través de él y los invito también a acompañarme.
¿Por qué escogí ocuparme con el Evangelio de Marcos? Bien… hay una razón interesante y casi anecdótica detrás de ello. Escogí este Evangelio por lo diferente que es del Evangelio de Juan.
Se puede decir que algunas personas dividen la humanidad entre hombres y mujeres, ricos y pobres, este y oeste, cultos e incultos (y así la lista podría seguir), pero tal como uno de mis mentores, Daniel Boyarin planteó ampliamente, el mundo (al menos el mundo cristiano) está dividido entre aquellos que aman el Evangelio de Juan y aquellos que aman el Evangelio de Marcos. Creo que aunque esto sea meramente una anécdota, hay mucho de verdad en ello. Los dos Evangelios son muy diferentes en su enfoque, contenido y estilo, por lo tanto es natural que la gente con diferentes estilos, intereses y enfoques, conecten más con un Evangelio que con el otro.
Un formidable erudito y amigo de Jerusalén, me dijo una vez que, el Evangelio de Juan es el Evangelio que no le gusta leer ya que nunca llega a comprender su lógica y esto le vuelve loco. Mientras que el de Marcos, basándose en Lucas y Mateo, es capaz de establecer una perfecta conexión (millones piensan lo mismo). [1] Opuestamente a la opinión de este formidable hombre de Dios, está el testimonio de otros millones de Cristianos que a pesar de la dificultad que hay en los pasajes de Juan, obtienen gran cantidad de alimento espiritual por medio de este Evangelio.
Algunos puede que tomen lo expuesto anteriormente como una valoración de algunas porciones de las Sagradas Escrituras sobre otras, en lugar de simplemente armonizarlo con lo que los teólogos llaman “Todo el consejo de Dios”- que significa la completa tradición Bíblica con igualdad de fundamento.
Yo no lo veo de esta forma. Tenemos amplios ejemplos de los autores del Nuevo Testamento que justifican esta perspectiva. Ciertamente no citan o mencionan a todos los libros de la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) en igual medida. Ellos también tienen sus “favoritos”. Los tres libros mayormente citados en el Nuevo Testamento son: el libro de Isaías, los Salmos y el Deuteronomio. Por cierto, Isaías, Salmos y Deuteronomio fueron los tres libros que también fueron descubiertos entre la gran cantidad de copias, en Qummram, cuando se encontraron los “Rollos del Mar Muerto”. No se puede negar que de los cuatro Evangelios, Juan y Marcos tomaron la delantera en acaparar la imaginación de los Cristianos. Por eso, una vez que pasamos lentamente por Juan, pareció buena idea lo que este Evangelio tiene que decir sobre Jesús.
Estos dos Evangelios son muy diferentes. Por ejemplo, en los estudios del Nuevo Testamento, durante mucho tiempo se ha acostumbrado a repartir los cuatro Evangelios entre las obras de mayor o menor importancia Judía (una idea sin sentido). Por ejemplo, la declaración más tradicional es decir que el Evangelio de Mateo es el Evangelio más judío de todos los Evangelios mientras que el de Marcos era el menos judío de todos. Si leen mi libro “Rey de todo Israel” o ha tomado parte en nuestro grupo de estudios Judíos para Cristianos, sabrán mi punto de vista sobre esto.
Yo creo que todos los Evangelios, incluyendo el Evangelio de Juan llegaron a nosotros desde un patrón Judío. Algunos dirigen el tema de Cristo- seguidos por no Israelitas (como Marcos y Mateo) y otros muchos más (como Lucas), algunos otros en modo alguno (como Juan), pero todos ellos son autores de ricas explicaciones internas y de diversas teologías y misiologías Judías de aquel entonces.
Cuando los Evangelios son leídos por Cristianos a través de las percepciones de los Israelitas del primer siglo, nuevas y sorprendentes revelaciones surgirán con toda seguridad.
Por lo tanto, con esta breve introducción, los invito, mis queridos amigos, a participar en mi exploración y releer el Evangelio de Marcos como un documento Judío del primer siglo. Asumamos lo opuesto de lo que se nos enseñó sobre este Evangelio y veamos qué pasa.
Que el Señor abra nuestras mentes y nuestros corazones para recibir sus misericordiosas enseñanzas. Que Él añada sus grandes bendiciones sobre nuestras lecturas e interpretaciones de Su magnífica Palabra.
Oración
Aveinu Malkeinu, Padre nuestro y Rey nuestro.
Con gran pasión y urgencia, te pedimos que abras nuestras mentes y nuestros corazones
para que podamos ver a Jesús y tan solo a Él.
Amén.
[1] Aproximadamente 70% del Evangelio de Mateo y del de Lucas es exactamente el mismo texto que el Evangelio de Marcos. Esta es la razón por la que estos tres Evangelios son llamados “Sinópticos” queriendo decir que son similares, se puede decir que “miran en la misma dirección”.
Respondo desde el Blog del Dr.Eli Lizorki pues no he tomado el curso que ofrece, muy a pesar mío.
Estoy de acuerdo quien hace el primer comentario: He aprendido que Marcos fue la fuente de inspiración para los evangelios de Mateo y Lucas .
Es la conocida como Teoría de la doble fuente. Marcos sirve de fuente a Mateo y Lucas. Cada uno de ellos tiene además su propia fuente literaria (Mateo la suya y Lucas la suya) y además hay una fuente, la Fuente «Q» («quelle»): de «Dichos de Jesús»‘ también utilizada por Mateo y Lucas.
BS»D
Shalom Luis!
Gracias por comentar y participar en este blog. Existe un consenso entre los estudiosos de la lingüística y los estilos del NT y de obras literarias antiguas, y es que, la versión más corta, se precia de ser la más antigua; el evangelio circuló por vía oral hasta unos 30 años después de la resurrección de Yehoshúa’ (Jesús).
He leído en el listo siguiente: «Mientras que el de Marcos, basándose en Lucas y Mateo, es capaz de establecer una perfecta conexión (millones piensan lo mismo).»
Me gustaría decir que en la exégesis neotestamentaria tanto el evangelio de Mateo como el de Lucas utilizan como fuente el evangelio de Marcos (continua el el post siguiente)