Lech Lecha – Dios Llama A Abraham

COMIENZO DEL TIKKUN OLAM

Cuando entramos en la porción de la Torá Lech Lecha, comienza un periodo totalmente nuevo. Hasta ahora hemos visto la intervención de Dios en el juicio: tanto en el diluvio como en la historia de Babel, Dios castigó al hombre por su pecado y rebelión. Pero cuando Dios llamó a Abram, él intervino personal y activamente con misericordia, no con juicio. La elección y selección de lo que vendría a ser el pueblo de Dios, empieza aquí. A partir de este punto, la relación de Dios con los hijos de Abram dominará el resto de la Biblia, a pesar del hecho de que la Biblia también deja muy claro que el propósito final de esta relación es la restauración del mundo entero.

El significado de Abraham, tanto en el judaísmo como en el cristianismo no puede ser desestimado. Muchos temas centrales en ambas religiones, están conectados con la figura de Abraham. Ambos, judaísmo y cristianismo, reclaman ser el verdadero descendiente de Abraham y ambos reclaman que el pacto de Dios con Abraham es su herencia particular –sin embargo, el pacto de Dios y las promesas de Dios son entendidas e interpretadas de forma muy distinta en ambas religiones–. Como escribió cierto comentarista: “para entender lo que el escritor hace de Abraham, en general es visto más claramente, en lo que el escritor está intentando decir».[1]

LECH LECHA

Génesis 12, donde empieza nuestra porción de la Torá, abre con las famosas palabras de Dios a Abraham – Lech Lecha, ‎  לךְ־לְךָ֛  : «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré».

Nuestros sabios preguntan: ¿Por qué Lech Lecha? ¿Por qué en vez de simplemente decir: Lech, Anda, Dios dice Lech Lecha? Hay diferentes explicaciones para esto, pero hay una en particular que me gustaría compartir con ustedes. Lech Lecha debería ser leído como: “ve a ti mismo” –y esto es lo que Dios dice a cada uno–: Lech Lecha,  ve a ti mismo, ve a tu interior. Incluso aquellos que no son llamados a dejar su casa o su tierra, Dios los envía a este viaje interior de fe: ve a ti mismo –hacia la esencia de tu alma, hacia tu propósito final, a esa tierra interna que yo te mostraré–.

Como todos sabemos, Abram tenía 75 años. ¿Por qué escogió Dios a un hombre de edad tan avanzada, y por qué a él? El texto queda en silencio respecto a este tema, pero dos interpretaciones diferentes fueron sugeridas.

La primera dice que la razón de Dios no es humanamente discernible. No sabemos por qué Dios escoge a Abram , ya que la Biblia no dice nada sobre su justicia (aunque sí hizo comentarios sobre la justicia de Noé, por ejemplo). Abram es solo la vasija, el recipiente de la gracia de Dios, y para nuestro conocimiento, él no había hecho nada para merecerlo.

La segunda interpretación dice que Abram mereció ser escogido. Así como Noé se destacó como un hombre excepcionalmente justo y moral en su época, el carácter único de Abram hizo que Dios lo identificara. Generalmente favorecida por la tradición judía, este enfoque generalmente describe a Abram buscando a Dios desde su juventud.

Creo que en cierto sentido, ambas interpretaciones son correctas. No sabemos nada sobre la justicia de Abram antes del llamado de Dios –sin embargo, sabemos lo fiel y obediente que fue después de ser llamado–. Y aunque generaciones de rabinos, predicadores, y estudiantes de las escrituras hayan quedado impresionados, alentados e inspirados por este famoso “lech lecha”, para mí personalmente, no son estas palabras lo que hacen a esta historia tan especial, sino cómo Abraham respondió a estas palabras.

EL LLAMADO DE TARÉ

Permítame explicarte lo que significa. En respuesta al llamado de Dios, Abraham partió hacia la tierra de Canaán: «y salieron para ir a tierra de Canaán»,[2] y después de un tiempo, llegaron a la tierra de Canaán: «y a tierra de Canaán llegaron».[3] Nada al parecer podría ser más obvio y evidente que esta simple frase. ¿No es necesario decir que cuando las personas emprenden un viaje, pretenden finalizar el viaje y llegar al lugar al que se dirigen? Sin embargo, justo unos versículos antes, al final del capítulo anterior, leemos: «Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí«.[4]

Aunque el inicio de este pasaje es el mismo: ellos partieron para ir a la tierra de Canaán –este finaliza de modo muy diferente–. El padre de Abraham, Taré, también emprendió el viaje hacia la tierra de Canaán; sin embargo, nunca completó el viaje, nunca llegó.

¿Por qué Taré empezó a dirigirse a Canaán en primer lugar? Quizá, antes de que Dios le hablara a Abraham, Él había hablado con su padre, de otra manera, ¿por qué Taré, abandonaría la muy avanzada y cómoda ciudad de Ur y empezaría a ir hacia Canaán? Sabemos que Taré no adoraba al único Dios verdadero: «Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños«.[5] Sin embargo, de ninguna manera eso significa que Taré nunca había escuchado hablar algo del único y verdadero Dios, o que nunca había escuchado al único Dios verdadero. Quizá el primer lech lecha fue dicho realmente a Taré; quizá fue Taré quien debía haberse convertido en el padre de las naciones. Sin embargo, «muchos son llamados, y pocos escogidos».[6] Todos deseamos escuchar Su voz; todos deseamos tener un encuentro divino, pero no nos engañemos: no es el encuentro divino lo que define nuestro destino, sino lo que hacemos después del encuentro. No es suficiente con ser llamado, uno debe permanecer fiel. No es lo que él nos dice, lo que nos define, sino cómo respondemos a lo que él nos dice.

En este sentido, el versículo corto respecto a Abraham –“y salieron para ir a tierra de Canaány a tierra de Canaán llegaron«– es algo más que un mero comentario técnico. La descripción bíblica de la enorme fe de Abraham comienza aquí en Génesis 12:5; no solo comenzó a hacer aquello para lo que fue llamado y ordenado –sino que lo completó–. Si Taré fue llamado por Dios –y tal vez fue–, él respondió al llamado de Dios emprendiendo el viaje, pero nunca lo terminó. Abraham fue llamado por Dios –sabemos que fue– y respondió al llamado de Dios, no solo comenzando, sino completando y cumpliendo todo lo que fue llamado a hacer. De esto trata la fe, y no es sorprendente que Abraham y su padre acabasen tan diferentemente: Abraham se convirtió en el padre de un pueblo y de los pueblos, mientras que las escrituras no nos dicen practicamente nada de Taré, excepto el hecho de ser descendiente de Sem y padre de Abraham. Esta es una ley espiritual que debemos tener en cuenta: Nosotros escogemos nuestro destino de la forma en que respondemos al llamado de Dios.

[1] Samuel Sandmel, Philo’s Place in Judaism: A Study of Conceptions of Abraham in Jewish Literature, Cincinnati :Hebrew Union College Press,  1956, p.29

[2] Génesis 12:5

[3] Génesis 12:5b

[4] Génesis 11:31

[5] Josué 24:2

[6] Mateo 22:14

 

La sección “El llamado de Taré” es tomada del libro de Julia «Abraham had two sons». Para pedir los libros de Julia, puedes ir a la página:  https://blog.israelbiblicalstudies.com/julia-blum/.

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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