Léj-lejá: ¡comienza El Viaje!

Ve hacia Dios

Creo que todos estaríamos de acuerdo que al entrar a Génesis 12, —donde nuestra próxima porción de la Torá, Léj-Lejá, se abre con las conocidas palabras de Dios a Abraham: «Sal de tu país, de tu familia y de tu parentela, ve a la tierra que te mostraré»— empieza un periodo completamente nuevo. ¿Por qué? Sí, hasta ahora hemos visto principalmente la historia de las rebeliones humanas y de los juicios de Dios —pero no es que después de Génesis 12 no vemos rebelión y juicio—, sin embargo, algo muy diferente definitivamente comienza desde Génesis 12, incluso cambia la construcción de la misma narrativa bíblica. ¿Por qué?

Personalmente pienso que esta es la primera vez en la historia que Dios intervino en este mundo a través de alguien que estuvo deseando abrirle su corazón a Él, y Él cambia todo a través de este hombre —desde dentro de su corazón—. Por eso en lugar de decir simplemente: Léj, «ve», Dios dice: Léj-Lejá «ve hacia ti mismo» y esto es lo que Dios les dice a todos: Léj-Lejá, «ve hacia ti mismo», «ve hacia tu interior» —y me encontraré contigo allí—. Incluso aquellos que no son llamados a dejar su hogar o su tierra, Dios los envía a este viaje interno de fe: ve hacia ti mismo, hacia la esencia de tu alma, hacia tu propósito final, hacia esa tierra interior que te mostraré.

Dios entra en el corazón de Abraham, y cuando Abraham entra en el relato, Dios se convierte en parte de su relato —también de su historia—. No desde fuera, como en la historia de Noé, por ejemplo, pero desde su interior, desde el corazón de ese hombre. Todo a su alrededor comienza a ser cambiado y transformado por el poder de Dios actuando a través de él. Por eso es que Abraham ocupa una posición tan especial en el Nuevo Testamento. Abraham creyó en las promesas de Dios y su fe determinó su obediencia; de ahí la respuesta de Abraham al llamado de Dios y su disponibilidad de separarse de «su tierra, de su familia y de su parentela» y de seguir el mandato de Dios a pesar de toda la incertidumbre que contenía este mandato: «Por fe Abraham obedeció cuando fue llamado a salir hacia un lugar que él iba a recibir como heredad. Y él salió, sin saber a dónde iba».

La figura misteriosa

Esta es una porción increíble y casi cada versículo puede debatirse aquí y comentarse indeterminadamente. Por lo tanto, tengo que contenerme y elegir sobre lo que voy a escribir. Previamente he escrito en estas páginas sobre el llamado de Abraham y el llamado de su padre Taré; sobre Abraham yendo hacia Egipto; sobre las relaciones complicadas de Abraham con su sobrino Lot. Hoy voy a escribir sobre el famoso episodio que sucede al final del Capítulo 14 de Génesis, después de que Abraham rescatara a Lot (un lector cristiano conoce este episodio como «Abraham y Melquisedec»).

Melquisedec se describe como encontrándose con Abraham después de regresar de su victoria. Melquisedec ofrece pan y vino a Abraham, lo bendice y alaba al Dios Altísimo, El Elyón, el creador del cielo y la tierra, quien es responsable de la victoria de Abraham. Después de esto, su nombre aparece solo una vez más en la Biblia hebrea: en el Salmo 110 encontramos el juramento solemne de Dios: «Tú eres un sacerdote por siempre según la orden de Melquisedec…».

Melquisedec es sin duda, uno de los personajes más enigmáticos de la Biblia. Lo es precisamente por esa figura misteriosa anónima, «sin genealogía » o descendencia, escribe el gran profesor judío de la Biblia, David Flusser, que en ciertos círculos judíos del periodo del Segundo Templo, la historia bíblica de Melquisedec se expandió a modo de una biografía mítica. Una obvia reinterpretación del Melquisedec bíblico, sin duda familiar para la mayoría de mis lectores, viene del Nuevo Testamento. La Epístola a los Hebreos se refiere al mismo Melquisedec de la Biblia hebrea, enfatiza esta naturaleza «incógnita» de Melquisedec: «Sin padre ni madre, sin genealogía, sin tener principio de días ni final de existencia, pero semejante al Hijo de Dios, permanece continuamente como sacerdote». La cualidad principal de Melquisedec en Hebreos es su anonimato: nadie lo conoció antes de que él mismo se revelara a Abraham.

Las personas a menudo se preguntan quién fue Melquisedec. ¿Fue una figura puramente mítica, o fue un personaje histórico del tiempo de los patriarcas a quien más tarde se le atribuyeron figuras míticas? Intentemos resolver este misterio.

Cuando Josué llevó a Israel hasta la tierra prometida, escuchamos de otro rey en Jerusalén: «Cuando Adoni-Zedek, Rey de Jerusalén escuchó que Josué había tomado Ai y lo había destruido por completo…». Su nombre es una clara reminiscencia del nombre de Melquisedec: Melquisedec significa «Mi Rey es justicia», Adoni-Zedek significa «Mi Señor es justicia». ¿Por qué? ¿Qué hay detrás de este significado tan parecido?

Durante mucho tiempo, Canaán había sido una provincia egipcia. En 1928 un gran número de tabletas inscritas, fueron escritas de Canaán a Egipto alrededor del tiempo del Éxodo, se descubrieron en la costa de Siria. Gracias a estos descubrimientos Ras Shamra, aprendimos mucho sobre la cultura de Canaán; y ahora sabemos que, junto con la idolatría en contra de la cual Moisés advirtió a los israelitas, la adoración al Dios Altísimo también existió allí. Al juzgar por sus nombres, parece ser que tanto Melquisedec como Adoni-Zedek fueron representantes de una extensa línea de reyes sacerdotales en Jerusalén y que pertenecieron a este culto. Por eso Melquisedec fue una persona histórica real, un sacerdote-rey que reinó en Jerusalén en el tiempo de Abraham y que adoró al Dios Altísimo.

Dos reyes

Como ya he mencionado, un  lector cristiano conoce el episodio al final de Génesis 14 como «Abraham y Melquisedec» (incluso muchas Biblias inglesas incluyen este título antes de los versículos 18-20 de Génesis 14). Sin embargo aquí, en el Valle de Shavé, no uno, sino dos reyes se acercan a Abram: Bera, Rey de Sodoma, le saluda en el versículo 17, y después Melquisedec, Rey de Salem, le ofrece pan y vino, y lo bendice en los versículos 18-20.

«17 Y el Rey de Sodoma fue a su encuentro en el Valle de Shavé (eso es, el Valle de los Reyes), después de su regreso al derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que fueron con él.

18 Entonces Melquisedec, Rey de Salem, le ofreció pan y vino; él era sacerdote del Dios Altísimo».

Aquí no hay uno, sino dos reyes, pero por alguna razón, este hecho generalmente se pasa por alto junto con toda la tensión dramática de toda la situación. ¿Por qué estos dos reyes, representando valores tan diferentes, aparecen juntos?

La historia alcanza mucha más claridad cuando leemos en hebreo, donde el verdadero significado de las palabras hebreas nos iluminan respecto a lo que acontece aquí. El encuentro tiene lugar en el Valle de Shavé, y en hebreo la raíz (שוה; shavé) tiene dos significados: «igual» o «digno». Más aún, en hebreo tenemos una expresión: «alcanzar el Valle de Shavé», להגיע לעמק שווה, que quiere decir «llegar a un acuerdo». Los dos reyes se acercan a Abram simultáneamente porque esta es una prueba que Abram tiene que superar. Sus ofrendas parecieron ser casi iguales, pero Abram tuvo escoger la más digna. El nombre Melquisedec es una transliteración del hebreo (מַלְכִּי־צֶדֶֿק; malkí-tzedék), «mi Rey es justicia». El nombre Bera: רע-ב significa «con maldad» o «en el mal». Así pues, el hebreo hace evidente que es aquí, en este valle, donde Abram tuvo que escoger entre justicia y maldad; es aquí, en este valle, que Abraham fue probado y tentado a comprometer sus principios, su integridad —su fe—. Mientras Melquisedec bendice a Abram y al Dios Altísimo, asegurando que Abram sabe que fue Dios quien «entregó a sus enemigos en sus manos», el rey de Sodoma le ofrece una sutil tentación. Afortunadamente Abraham reconoce la verdad y la autoridad de Melquisedec y rechaza la tentación de Bera y así pasa otra prueba de fe.

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About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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