Libertad En El Mundo Romano Durante El Periodo De La Pax Roma (juan 8:30-33)

the-original-menorah-on-the-arch-of-titus“30 Hablando Él estas cosas muchos creyeron en Él. 31-Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32-y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

Acabamos de señalar más claramente que “los judíos” (hoi Ioudaioi) no son miembros ordinarios de la religión y cultura judía, más bien son miembros de un definido grupo de gobierno dentro del pueblo de Israel en el tiempo de Jesús. En este pasaje vemos que Jesús completamente entiende que no todos los que forman parte de los “hoi Ioudaioi” se oponen a Él – la mayoría lo hacen pero hay un remanente fiel que le acepta. Recuerde a Nicodemo (click aquí) y a aquellos que estaban de acuerdo con él en que Jesús era un maestro enviado por el Dios de Israel. Por eso cuando habla a una multitud variada de “hoi Ioudaioi” que se le oponían fuertemente, junto con aquellos que creían en Él, Jesús dirige su desafío a aquellos que estaban dispuestos a escucharle: “Si ustedes permanecen en mis palabras, entonces serán mis discípulos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (v31-32). Tal como brevemente veremos, esto no era tan solo un lenguaje político usado al servicio de una importante exploración teológica.

“33 Ellos respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?”

Una de las opciones aquí es ver que “ellos” se refiere a aquellos de quien se había dicho que eran “hoi Ioudaioi” y que creían en Jesús (Juan 8:31). Creo que la falta de claridad en este texto es inoportuna. Yo creo que cuando Jesús habló estas palabras anteriormente a aquellos que creían en Él, también lo dijo para aquellos que no creían. Por lo tanto, aunque comúnmente se argumenta, no puede ser mantenido el que Jesús llamase incluso a los que le creían (hoi Ioudaioi) hijos del diablo (Juan 8:44). Creo que hay dos grupos separados dentro de los “hoi Ioudaioi”. Por eso, esos “hoi Ioudaioi” que creían en Jesús son hijos de Dios caminando en libertad, mientras que los “hoi Ioudaioi” que le rechazaban con vehemencia son en realidad hijos del maligno. Un punto necesita ser aclarado, los comentarios de Jesús aquí son historia, específico grupo y subgrupo, y no constituye comentarios en general sobre cada uno que, como excepción, está de acuerdo con la declaración de que Jesús es el Mesías prometido.

Una vez Jesús hubo llamado a los miembros incrédulos de los “hoi Ioudaioi” del grupo para que obedeciesen Sus palabras y fuesen liberados, algunos “hoi Ioudaioi” respondieron en representación del grupo y dijeron que siendo ellos descendiente de Abraham no estaban bajo el dominio de nadie, lo más seguro refiriéndose al estatus privilegiado bajo la ocupación romana.

“34-36 Jesús respondió y dijo: De cierto, de cierto os digo que todo aquel que hace pecado, es esclavo del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.

Es vital en este contexto, entender la analogía entre esclavo-libre. Para hacerlo debemos hacer un breve repaso histórico sobre la práctica de la esclavitud en el Imperio Romano; tal como eran los temas de la fe de los “hoi Ioudaioi”.

Cuando hoy en día consideramos la esclavitud, pensamos en la raza de esclavos en las plantaciones de América con todas sus injusticias y deslealtades implicadas. La esclavitud practicada en el Imperio Romano no puede ser ni remotamente comparado con lo que nosotros conocemos en la historia reciente.

Los esclavos  de Roma eran por lo general, bien tratados. Si alguien era pobre, seguramente no era esclavo. Los esclavos tenían sus derechos civiles y ellos podían demandar a sus amos ante la legislación de la corte romana, esperando escuchar un limpio y claro juicio. Los esclavos del Imperio Romano usualmente eran personas cautivas en las guerras. Frecuentemente eran profesionales, médicos o negociantes. Solo aquellos que eran condenados a la esclavitud cómo castigo, experimentaban condiciones brutales, el resto disfrutaba de un razonable estilo de vida seguro y a salvo.

La condición de esclavo era temporal y normalmente no duraba más de unos 20 años. En el Territorio romano había una buena trayectoria hacia la libertad. Esta importante característica llegó casi a ser paralizada durante el periodo llamado “Pax Romana” (Siglos I- II) cuando comparativamente hablando, muy pocos fueron hechos esclavos debido al limitado número de conflictos en la expansión militar que hubo durante este periodo. En el tiempo de Jesús, era realmente difícil conseguir la libertad bajo el Imperio Romano. Obtener la libertad de la esclavitud  era desaconsejable bajo la nueva política no oficial de Roma.

Es por eso que lo dicho por Jesús era como una metáfora, ya que obedecerle a Él era la verdadera libertad. Incluso durante este periodo cuando la libertad para los judíos y para otros  en el territorio romano era casi imposible de obtener, aquellos que le creían y le obedecían (en los términos amo-esclavo) podían ser verdaderamente libres. Pensar esto! Es como si Jesús dijera: “Hágame el amo de sus vidas. Véndasen como esclavos a Mí. Entonces y solo entonces serán capaces de obtener verdadera libertad. ¿Por qué? Porque Yo soy a la vez esclavo y amo! Yo lo domino todo y aún y así, obedezco a mi Padre en todo lo que hago”.

Así que, para el autor del Evangelio de Juan estaba claro: O bien el pecado ejercía autoridad sobre los miembros de los “hoi Ioudai, les era solo posible”, o lo hacía Jesús; paradójicamente hablando traía verdadera libertad – ciudadanos de primera clase del Reino de Dios; mientras que los esclavos de Roma que a duras penas podían ganar su libertad, les era solo posible pasar a ser “ciudadanos” de tercera o segunda clase de Roma y todavía estaban limitados en importantes maneras.

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