El MesÍas Y El Hijo Del Hombre En Los Evangelios (i)

En la serie del Mesías Oculto tratamos en profundidad sobre uno de los dilemas más perplejos en el Nuevo Testamento: mientras que los lectores cristianos de los Evangelios siguen llamando a Jesús, el Mesías de Israel, Él mismo, rechazaba continuamente ser llamado ‘Mesías’ a lo largo de todo Su ministerio. Sin embargo, hasta el momento no hemos prestado la debida atención al título que Jesús se aplicaba a Sí mismo. Mientras rechazaba abiertamente el uso del título ‘Mesías’, repetidamente usaba la expresión ‘Hijo del Hombre’ refiriéndose a Sí mismo. Podemos verlo claramente en este ejemplo:

 20 “Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios 21Pero él les mandó que a nadie dijesen esto… 22 y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día”.[1]

Hijo del Hombre es el título principal de Jesús en los Evangelios (especialmente en Marcos y Lucas). Lo que es bastante remarcable, es que la expresión nunca es aplicada a Jesús como título o señal por otras personas; los evangelistas siempre lo aplican en Sus propias palabras. No sería lógico suponer que el mensaje que Él quería transmitir a Su pueblo fuese diferente del de ser ‘Mesías de Israel’ –dicho de otra forma,– ¿por qué Él no se llamaba a Sí mismo Mesías? Claramente, Él prefería expresar Su misión en diferentes términos –mediante el término ‘Hijo del Hombre’–. ¿Por qué?

Es interesante que en la interpretación cristiana tradicional, estas palabras designan la naturaleza humana de Jesús. Para la inmensa mayoría de cristianos, Jesús se llamaba a Sí mismo Hijo del Hombre porque no solo era completamente divino, sino que también era completamente humano, y Él quería utilizar este mensaje. Muchas veces, me he sorprendido al descubrir que incluso aquellos que poseen algún conocimiento sobre el judaísmo del siglo I, todavía mantienen esta opinión. Por eso, en esta nueva serie, intentaremos responder a esta pregunta: ¿Que quería decir Jesús y a qué aludía cuando Él mismo se llamaba “el Hijo del Hombre”?

 

******************

 

Hay una idea común de que Jesús de Nazaret cumplió al máximo las profecías mesiánicas del TANACH  y tan solo la ceguera de Israel fue el resultado de que el pueblo judío no le reconociese. Ha habido un reconocimiento creciente en los últimos años de que este punto de vista sobre el tema ha sido influenciado fuertemente por la teología cristiana. Cuando empezamos a ver la venida de Jesús y el nacimiento del cristianismo contrapuestos al trasfondo de la sociedad judía a principios del siglo I –cuando empezamos a estudiar las expectativas mesiánicas del pueblo de Israel y las comparamos con el ministerio del nazareno– comenzamos a entender que no era de ninguna manera irresistiblemente fácil  para el pueblo judío reconocerle y aceptarle como Mesías.

 

Primeramente, la expresión “Reino de Dios” o “Reino de los cielos”, el punto focal de la predicación de Jesús, no se encuentra en ningún lugar del TANACH ni en los escritos apocalípticos judíos. Y aunque la idea del reino es básicamente la enseñanza de ambas piezas de la literatura, la comprensión judía de este reino es completamente diferente de la visión  encontrada en el Nuevo Testamento. El reino, en el pensamiento judío, era aquel en que la fortuna de Israel, o al menos en el remanente de Israel, sería restaurada y las naciones vecinas serían juzgadas. Israel esperaba y confiaba en la restauración y la gloria nacional, y todo era solo un medio para este fin –incluso el mismo Mesías tenía que ser un instrumento para conseguir tales metas–. Esto también debe ser entendido al contrastarlo con el  trasfondo de la persecución y el sufrimiento que toda la nación judía sufrió bajo sus opresores. La esperanza futura de la nación fue vista, particularmente en tiempos de persecución y de inquietud nacional, en términos de liberación de fuerzas ajenas y en la restauración de Israel. En aquella época, el Mesías esperado era considerado principalmente un libertador militar del tipo zelote, quien expulsaría a sus odiados enemigos. Estas expectativas estaban claramente basadas en los escritos judíos (la fórmula clásica de esta ideología se encuentra en el oráculo de Natán, en 2 Samuel 7: «Yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas… y yo afirmaré para siempre el trono de su reino… Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo… Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente«.[2]  Me gustaría recordarles que incluso los discípulos de Jesús, después de todo lo que habían visto, experimentado y aprendido del Señor, todavía se hacían la misma pregunta: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?»[3]

 

Puede verse fácilmente la “anomalía” de las reivindicaciones mesiánicas de Jesús: Hay poco, si es que hay, en el retrato evangélico de Jesús, que concuerde con la expectativa judía de Rey/Mesías de la casa de David. El hecho de que alguien llegara a ser mesías mediante la crucifixión, resurrección y ascensión a los cielos, no muestra paralelismo en las fuentes judías. Jesús no era un ‘Mesías’ según la concepción judía; Él no vino a encajar con las expectativas judías del Mesías; como Mesías, había sido ocultado de Israel –y esta es precisamente la razón de por qué Él no se denomina a Sí mismo Mesías–. En su lugar, Él se llama el Hijo del Hombre –y se darán cuenta que en los Evangelios nunca nadie preguntó–: ‘En todo caso, ¿qué es un Hijo del Hombre?’ Ellos sabían a qué se refería, tanto si le creían o no”.[4] Y si de verdad queremos entender el ministerio y la misión de Jesucristo, Yeshua Ha-Mashiach, debemos conocer esto también. Necesitamos tener un conocimiento completo del concepto “Hijo del Hombre”.

(Continuará…)

 

 

[1]  Lucas 9:20-22

[2] 2 Samuel 7:12-16

[3] Hechos 1:6

[4] Daniel Boyarin, The Jewish Gospels: the Story of the Jewish Christ , The New Press, NY, 2012, Capítulo 1

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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  1. Julio Candelario

    Precisamente porque Yashwah sabía que el mesías esperado por Israel en ese tiempo, no encajaba con su misión redentora, fue que evitó autoproclamarse mesías, porque si lo hacía, entonces su misión como mesías espiritual sería un fracaso. Cuando Jesús hace el milagro de los panes y los peces donde alimenta más de tres mil personas, en ese momento la multitud hizo un intento de proclamarlo como mesías y Jesús evade la multitud y se retira del lugar, porque esa no era la misión a cumplir en la tierra.
    Él sabía que no encajaba cien por ciento en el concepto judío, por la tergiversación que se le había dado a las interpretaciones de las profecías, y no había manera de hacerle entender esto a los líderes, el pueblo asimiló mejor a Jesús como mesías….si analizamos detenidamente la interpretación de la torah por parte de Jesús vemos que fue el único profeta en darle la correcta interpretación y de presentar a Elohim una verdadera identidad misericordiosa y redentora.
    Y ahí descansa la grandeza de Yashwah ah masiah Meleh

  2. Rafael

    Querida Julia:
    Pido humildemente una explicación de por qué no está publicado mi comentario, sobre este tema.

    Un abrazo.
    Rafa.

  3. Rafael

    Querida Julia:

    El apóstol Simón Pedro contesta a la pregunta de Jesús sobre ¿quién decían que era Él?: tú eres el Mesías el Hijo del Dios vivo.
    Y Jesús le dice dichoso tú porque esa afirmación te viene del Espíritu.

    Jesús no quiere que por ahora se hable de Él como Mesias, por qué aún no ha llegado su hora.

    Efectivamente el no tiene la misma catalogación de la palabra Mesías, que la que puede da tener yo, y muchos de su época, que queremos:
    . Un Mesías triunfante y dominador
    . Un Mesías poderoso e incluso egocéntrico, que miraba por encima del hombro a los menos sabios, o pudientes
    . Un Mesías con mucha autoestima, ligado con la vanidad y el mal orgullo, que puede desembocar en uso fraudulento de información y corrupción, que se aprovecha de las oportunidades sin compartir…

    Él es el MESÍAS EL Hijo de Dios vivo el que lucha por construir el Reino, que su prioridad son los más necesitados, y por ellos da su Vida.
    El problema es que lo que el teje de día, nosotros lo destejemos de noche, con nocturnidad y alevosía, aprovechando que Él está orando en la noche.

    «Cuando empezamos a estudiar las expectativas mesiánicas del pueblo de Israel y las comparamos con el ministerio del nazareno– comenzamos a entender que no era de ninguna manera irresistiblemente fácil  para el pueblo judío reconocerle y aceptarle como Mesías». Nunca lo es.

    Vendrá por segunda vez a salvarnos, pero vivo en mí que mi grandilocuencia, mi vanidad, mi egoísmo y egocentrismo, no le dejan actuar, y voy a ir a parar al cementerio de vasijas deformes que no sirvieron para su fin, que no es otro que trabajar por el Reino. Creía que Dios tenía fuerzas para convencer y cambiar hacia el Bien a todos, pero ya, sinceramente, lo dudo. Alguno es torpe.

    No nos salva desde la cruz, la cruz es martirio por darse completamente, y puerta de entrada para formar el Cuerpo Místico de Cristo. Desde aquí nos salva, si nos dejamos. Ojalá que sí.

  4. Angel Eduardo Freire Aguilar

    Gracias, espero la continuación, para omitir mi criterio al respecto.

  5. Carlos Alberto Cueto Salinas

    Gracias profesora por este articulo, creo entender que como Jesus no encajaba en las expectativas judías del Mesías , libertador, guerrero y juzgando a los que dominaban a Israel, este pueblo no comprendió ni creyó en El ni en su misión , que en todo caso era para los judíos y gentiles, ricos y pobres, hombres libres y esclavos; no para un grupo en particular, es decir Su Misión es universal y por medio de la Palabra de Dios que es misericordia, comprensión, justicia, buena fe, rigor y sabiduría, en una sola palabra Amor y por medios pacíficos que cambien el corazón del hombre; y baste decir la reacción en la sinagoga de Nazaret cuando lee un pasaje de Isaias que se refiere a la llegada del Mesías y Jesus dice algo así como (disculpe la mala memoria), hoy en vuestros oídos las escrituras se han cumplido, y ahí, me parece, viene el refuerzo cuando El mismo añade que nadie es profeta en su tierra; también como el resto espero con ansias el tema del Hijo del Hombre, aunque creo percibir que se refiere a la evolución de un ser terrenal hacia uno espiritual

  6. Olga Lucía cordoba

    Gracias por sus análisis y escritos, son para mi causa de mucha alegría el conocer más de Jesus mi salvador!!!