Porción De La Torá Shemót: Tipos Y Símbolos

En nuestra lectura de la Torá justo terminamos con el libro de Génesis y ahora entramos en el libro de Éxodo —entramos al mismo tiempo a un nuevo año de nuestras vidas—. Normalmente después de Año Nuevo empiezo con una nueva serie —siempre me pareció lo más apropiado para este tiempo de nuevos comienzos—. Sin embargo, este año decidí quedarme con el calendario hebreo y seguir con los comentarios de las porciones de la Torá en estas páginas. El 2020 fue un año muy difícil, pero, ¿no significa que tenemos más motivos aún para «escuchar» lo que Dios nos está diciendo? Este punto de transición, entre Génesis y Éxodo, es muy importante, tanto en la Biblia como en nuestras vidas: parece como si de verdad estuviésemos abriendo, no solo una nueva página, sino también un nuevo libro en nuestras vidas. Todo el año y todo el libro de los grandes milagros de Dios están delante de nosotros, pero tal como leemos sobre Moisés y su llamado en esta primera porción de Éxodo, Shemót, podemos mirar hacia atrás y hacia delante, exactamente como hacemos cuando cambian los años. Cuando miramos hacia atrás, vemos cosas en el libro de Génesis que ya simbolizaban y señalaban esta porción. Por otra parte, si miramos hacia delante, con esperanza y anticipación a los grandes milagros y a la gran redención del libro de Éxodo, encontramos tipos y símbolos en estos capítulos que continuarán y se desarrollarán en el Nuevo Testamento.

Ma’aséi avót, simán lebaním

Hay una característica literaria en las narrativas de la Biblia definidas por los rabinos como ma’aséi avót, simán lebaním «las acciones de los padres son una señal para los hijos». Esto quiere decir que las historias sobre los patriarcas (en particular en el libro de Génesis) no solo nos cuentan sobre los patriarcas, sino también revelan cosas que les sucedería a sus descendientes, a la nación de Israel, en el futuro. Estos paralelos, tanto temáticos como léxicos, están ocultos en el texto, pero nos dejan sin palabras una vez descubiertos.

Por ejemplo, la historia de la estadía de Abram y Sarai en Egipto (Génesis 12:10 – 13:2), no solo trata sobre Abram y Sarai, sino también presagia el éxodo de Israel que  sucedería 400 años después. En nuestros comentarios de las siguientes porciones, hablaremos más sobre esto; aquí, sin embargo, quiero mostrarte cosas que vemos en esta porción.

Un lector inglés sabría que Noé y su familia se salvaron en el arca. Aquí la palabra «arca» es la interpretación de la palabra hebrea tevá. Sorprendentemente encontramos esta misma palabra tevá en la historia de Moisés: Moisés el bebé fue puesto en una tevá. Sí, la palabra hebrea traducida como «arca» en la historia de Moisés el bebé, es la misma palabra hebrea que el arca de Noé, todavía hay más, estos son los dos lugares en toda la Torá donde esta palabra es usada (el «arca» de la alianza es una palabra hebrea completamente distinta). ¿Por qué la Torá usaría aquí la palabra «arca», en lugar de la palabra hebrea apropiada para cesta? La respuesta es obvia: para crear una conexión intencional entre las dos historias. Noé prefigura el rol de Moisés como redentor de Israel.

Estos paralelos léxicos y temáticos son abundantes en la Torá. Lo mismo que el descenso de Abram a Egipto y el rescate de Noé del diluvio en el arca, hay muchas historias como estas en la Torá, que presagian eventos futuros. Sin embargo, mientras que una trama compartida (paralelos temáticos) podría verse también en la traducción, la mayoría de las palabras y frases compartidas (paralelos léxicos) solo se pueden ver en el texto hebreo. Por ejemplo, es asombroso ver las palabras utilizadas por Abimelec, rey de los filisteos, cuando expulsaba a Isaac y a su familia de su tierra: «Apártate de nosotros porque te has hecho demasiado grande para nosotros»[1]Atzámta miménu meód. Cuando se lee en hebreo, uno se da cuenta que es exactamente la misma raíz que el nuevo Faraón emplea al principio del libro de Éxodo: «Mira, el pueblo de los hijos de Israel son más y más poderosos que nosotros»[2], Ráv veatzúm miménu. Así pues, esta sería la palabra que los israelitas escucharon muchas veces en Egipto. Si recordamos que esta generación de Éxodo fue el primer público del libro de Génesis, comprenderíamos todas estas conexiones proféticas y los paralelos hablarían fuerte y alto al corazón de este pueblo. Ellos vieron la escritura de Dios en su palabra y ellos vieron la escritura de Dios en sus vidas.

Leyendo a Moisés, viendo a Jesús[3]

Todavía encontramos otro principio hermenéutico conectado al libro de Éxodo. En la interpretación cristiana, Moisés es visto como un prototipo de Jesús, y la vida de Moisés y su ministerio como una proyección en muchas formas de la vida y ministerio de Jesús. Veamos cómo este principio ha sido aplicado en el Nuevo Testamento desde su mismo comienzo.

En el primer libro del Nuevo Testamento, en el Evangelio de Mateo, vemos una clara comparación tipológica entre Jesús y Moisés. Mateo empieza mostrando estos paralelos desde el mismo comienzo de su Evangelio, en la narrativa de la infancia de Jesús. Cuando leemos de un malvado tirano llamado Herodes que trató de matar al Jesús bebé, recordamos también que un malvado tirano llamado Faraón, intentó matar al Moisés bebé. Más paralelos siguen. Sin embargo, hay un paralelo adicional muy interesante del que no muchos cristianos están conscientes: encontramos un breve comentario en un Midrásh que dice que: «al Faraón solo le preocupaban los varones, porque sus astrólogos le dijeron que un hijo estaba destinado a nacer, el cual les salvaría». ¿No suena esto extrañamente familiar, como si estuviésemos leyendo Mateo 2, donde los magos le dicen a Herodes que el Rey de los Judíos había nacido?

Más paralelos siguen: Moisés el bebé fue ocultado de Faraón; Jesús el bebé fue ocultado de Herodes. Moisés el bebé estuvo protegido por Miriam, su hermana; Jesús el bebé estuvo protegido por Miriam, su madre. Moisés el bebé estuvo a salvo con la princesa egipcia, Jesús el bebé fue llevado a Egipto por seguridad. Sin embargo, es interesante cómo Mateo completa esta lista de paralelos en la narrativa infantil —él cita las palabras proféticas de Oseas, dichas originalmente sobre Israel y el éxodo de Israel—: «Esto fue para cumplir lo que fue dicho por el Señor a través del profeta: “De Egipto he llamado a mi hijo»[4] y se refiere a Jesús. ¿Por qué? La respuesta otra vez es tan obvia como fue con Moisés y con el arca de Noé: para establecer una conexión intencionada entre las dos historias. Moisés es prototipo del rol de Jesús como redentor. Con todos los paralelos entre la narrativa de la infancia de Jesús y de Moisés, y por estas palabras de Oseas, Mateo se asegura de que sus lectores vean a Jesús como a un nuevo Moisés. Su Evangelio transmite a sus oyentes un importante mensaje: un nuevo libertador ha nacido y un nuevo Éxodo está en camino. Al final de la narrativa de la infancia, los lectores judíos del Evangelio, que conocían la Torá y los Profetas, habrían discernido este mensaje, anticipado un nuevo Éxodo y esperado a este nuevo libertador para sacar a su pueblo del exilio.

¿Estamos preparados para dar un giro?

Me gustaría terminar este artículo con un interesante detalle al que pocas personas prestan atención. Cuando el Señor se le apareció a Moisés en la zarza ardiente, al ver esta zarza, Moisés dijo: «Ahora me desviaré y veré esta gran visión». Y está escrito: «Cuando el SEÑOR vio que él se desvió para mirar, solo entonces Dios le llamó desde dentro de la zarza».[5] ¿Puedes imaginarlo? Si Moisés no se hubiese desviado «para ver esa gran visión», no hubiera llegado a ser quien sacara a Israel de Egipto —porque solo cuando Moisés comenzó a caminar en la dirección de Dios, y Dios vio esto, solo entonces Él le habló—. Quizá hay algo que Dios quiere que escuchemos al entrar en este año nuevo: Él mismo es quien escoge cuándo revelarse a nosotros; Él mismo interviene y hace que nuestros corazones ardan dentro de nosotros; Él mismo nos llama. Pero que Él permanezca con nosotros depende de nuestra respuesta: ¿estamos preparados para literalmente salir de nuestro camino —como hizo Moisés— para escuchar y obedecer?

 

[1] Génesis 26:16.

[2] Éxodo 1:9.

[3] Este es realmente el título de un libro mesiánico: «Reading Moses, Seeing Jesus: how the Torah fulfills its goal in Yeshua».

Postell, Seth D.; Bar,Eitan; Soref, Erez.

[4] Mateo 2:14,15.

[5] Éxodo 3:3,4.

 

Como seguimos con los comentarios de las porciones de la Torá en estas páginas, me gustaría recordarte, querido amigo, que eTeacher ofrece un magnífico curso, donde puedes aprender de los comentarios de la Parashát Shavúa junto con sus interpretaciones del Nuevo Testamento. Como siempre, eres bienvenido para contactarme y recibir más información (juliab@eteachergroup.com).

Vivimos en unos tiempos extraños y sobrios, y todos tenemos muchas preguntas. Quizá puedes encontrar alguna respuesta en mis libros. Creo que especialmente el libro «As though hiding His face» hablaría a muchos corazones en estos tiempos tan turbulentos. Puedes obtenerlo aquí.

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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