Reflexiones Sobre Sucót En Tiempos De Coronavirus

Ushpizín y Coronavirus

Solo hay dos festividades bíblicas que tienen algunos días intermedios entre el primer día y el último día de la fiesta. En Levítico 23, leemos que en el primero y en el séptimo día de la Pascua habrá «una convocatoria sagrada» y el sabbat de descanso sin trabajar, y en el primero y el octavo día de la Fiesta de las Cabañas habrá «una convocatoria sagrada» y el sabbat de descanso sin trabajar. Los días entre el primer y último día se llaman «días intermedios» del festival: Hol Hamóed. En esos días, nos saludamos unos a otros con estas palabras: Moadím leSimjá y muchas personas aún trabajan, aunque el ambiente es muy festivo y las pequeñas cabañas —sucót— están por todas partes.

Es costumbre, y está considerado como una gran bendición, tener huéspedes en tu sucá (cabaña). Invitar a los huéspedes a la sucá, es uno de los aspectos más importantes de Sucót. Durante toda la semana de la festividad, las personas se mueven de una sucá a otra ofreciendo hospitalidad y experimentando hospitalidad —cambiando de ser huésped a ser anfitrión—. Para aquellos que no lo han visto, les recomiendo mirar una preciosa película de Israel: Ushpizín.

La costumbre de tener huéspedes en Sucót se llama ushpizín (אושפיזין; ushpizín, «huésped» en arameo) según la costumbre original de ushpizín —invitar no solo huéspedes físicos a la sucá—, sino a huéspedes espirituales o trascendentales, como los «siete pastores» de Israel: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Aarón, José y David.

Esta bienvenida de los «siete huéspedes exaltados» a la sucá, este año viene de un significado muy importante y profundo, ya que está prohibido tener huéspedes reales en nuestra sucá. En estos días y meses del Coronavirus, ya que nos sentimos impotentes e indefensos, el mensaje de nuestros huéspedes ushpizín viene a ser muy importante: que la profunda debilidad que sentimos en nuestro interior sea a favor de la debilidad de otros, nuestro deseo de ayudarnos mutuamente los unos a los otros, y de nuestra confianza en Él. La sucá es un reflejo de la doble experiencia de Israel en el desierto, extremadamente difícil y extremadamente gloriosa, viviendo en nuestra humilde cabaña pero envueltos por la gloria de Dios. Que podamos recordar que mientras somos débiles, Él es siempre poderoso.

La tradición judía dice que cada noche, un huésped ushpizín diferente entra en la sucá y cada uno de ellos tiene una lección para enseñar. Abraham es el primer huésped, y en muchas formas, la sucá representa la tienda de Abraham, así pues, escuchemos la lección de Abraham hoy.

El mensaje de Abraham

Primero, me gustaría recordarles que en Génesis 17, Dios se apareció a Abraham después de 13 años de silencio. Ismael tenía unos 13 años en aquel momento. La promesa que sacudió el mundo de Abraham —que tendría otro hijo— llegó en el versículo 16. Sin embargo, fue precedido por un largo mensaje, cuando Dios le explica a Abraham que Él estaba estableciendo un pacto con él y con sus descendientes para siempre. El pacto de la circuncisión fue introducido aquí y al final del capítulo leemos: «Así pues, Abraham tomó a su hijo… a cada varón de entre los hombres de la casa de Abraham y ese mismo día circuncidó la carne de su prepucio, tal como Dios le dijo».

Después de este encuentro viene el famoso Capítulo 18. La Torá no nos cuenta sobre el tiempo transcurrido  entre la aparición de Dios a Abraham en el Capítulo 17 y su aparición bajo los árboles de Mamre en el Capítulo 18, pero según los comentaristas judíos, habían pasado justo unos días desde la circuncisión de Abraham, al final del Capítulo 17, ya que Abraham todavía no estaba completamente recuperado. Hay un comentario talmúdico que dice que Dios llegó a visitar a Abraham justo unos días después del Capítulo 17, mientras que él aún se estaba recuperando después de su circuncisión para establecer la mitzvá, el mandamiento de visitar a los enfermos. En el judaísmo el mandamiento de visitar a los enfermos (bikkúr jolím) se considera un acto muy importante. Respecto a esta mitzvá, la Mishná confirma que es una de las acciones por las que uno «come de sus frutos» en este mundo y mantiene lo «principal» para el mundo venidero.

Sin embargo, la Torá no menciona nada de esto. En su lugar, vemos algo absolutamente sorprendente, que en mi opinión refleja la lucha interna en el corazón de Abraham después de su encuentro con Dios en el Capítulo 17. El famoso comienzo del Capítulo 18: «El Señor se le apareció a Abraham», va seguido por la conversación entre Abraham y sus huéspedes y es ahí, en esa conversación, que descubrimos algo completamente perdido en la traducción. Miren en el texto hebreo de abajo (y pido disculpas por tener este texto hebreo aquí, pero es la única forma en que puedo mostrarles de qué estoy hablando) y aunque no sepan del todo hebreo, todavía podrán reconocer que el hebreo aquí cambia del singular (subrayado) al plural (en negrita). ¿Por qué? Los comentaristas dicen que refleja la incertidumbre de Abraham sobre si los visitantes eran humanos o divinos. Por ejemplo, hay una controversia sobre si Adonái aquí debe ser leído como una palabra sagrada: «Mi Señor», o como un plural regular: «señores» (aquí el hebreo permite ambas lecturas). Es interesante que cuando la Torá misma describe a los visitantes, nunca duda, siempre emplea el plural refiriéndose a ellos; pero cuando Abraham se dirige a ellos, especialmente al principio, sus oraciones están redactadas alternativamente en singular y plural —él está claramente indeciso—.

ג  וַיֹּאמַר:  אֲדֹנָי, אִם-נָא מָצָאתִי חֵן בְּעֵינֶיךָ–אַל-נָא תַעֲבֹר, מֵעַל עַבְדֶּךָ. «3 Y dijo: “Mi señor, si hemos encontrado gracia ante tu vista, te rogamos que no te alejes de tu siervo.
ד  יֻקַּח-נָא מְעַט-מַיִם, וְרַחֲצוּ רַגְלֵיכֶם; וְהִשָּׁעֲנוּ, תַּחַת הָעֵץ. 4 Traigan ahora un poco de agua, lávense los pies y recuéstense debajo del árbol.
ה  וְאֶקְחָה פַת-לֶחֶם וְסַעֲדוּ לִבְּכֶם, אַחַר תַּעֲבֹרוּ–כִּי-עַל-כֵּן עֲבַרְתֶּם, עַל-עַבְדְּכֶם; וַיֹּאמְרוּ, כֵּן תַּעֲשֶׂה כַּאֲשֶׁר דִּבַּרְתָּ. 5 y traeré un bocado de pan, y calmaré su corazón; después de eso partirán; por cuanto han venido a tu siervo”. Y ellos dijeron: “Sea así cómo has dicho”».

 

Creo que justo aquí, justo después del Capítulo 17 con sus nuevas noticias, este juego compartido entre el singular y el plural, viene como una expresión de la excitación de Abraham y su lucha interior entre lo natural y lo sobrenatural: ya fuese que creyera o incluso que deseara creer la promesa sobrenatural de Génesis 17. Sin embargo, hay algo más que podemos aprender de esta historia, y esta será nuestra lección Sucót del día de hoy.

El Talmúd dice que deberíamos ver un relato sobre la hospitalidad de Abraham en estos versículos. Todo el motivo sobre la hospitalidad se enfatiza fuertemente en la tradición judía, y en la literatura rabínica abundan las declaraciones que alaban la práctica sobre la hospitalidad. Y es a partir de aquí, desde Génesis 18, que la mitzvá sobre la hospitalidad se deriva originalmente. Si bien este juego compartido entre plural y singular debería ser visto como un registro de la hospitalidad de Abraham, el Talmúd dice: Abraham primero se dirigió a Dios, y por eso Adonái en el versículo 3 debería ser leído como «Mi Señor», pero cuando él se da cuenta que se acercan tres hombres, se excusa mostrándoles su hospitalidad. De ahí el resumen talmúdico de esta lección: «La práctica sobre la hospitalidad es incluso mayor que dar la bienvenida a la presencia divina (Shejiná)».

 

 

Los extractos que leen en estas páginas, son típicos de lo que compartimos con nuestros estudiantes durante las clases DHB (Discovering the Hebrew Bible/Descubriendo la Biblia Hebrea) o WTP (Weekly Torah Portions/Porciones Semanales de la Torá). Si estos artículos les abrió el apetito por descubrir los tesoros ocultos de la Biblia hebrea, o estudiar en profundidad la Paráshat Shavúa, junto con ideas del Nuevo Testamento, estaré muy feliz en proporcionar más información (y también un descuento de maestro para nuevos estudiantes) respecto a los cursos de eTeacher (juliab@eteachergroup.com).

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About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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