Tibio- Ni Frío Ni Caliente (ap. 3:15-21)

15 ‘Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ójala fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

La ciudad de Laodicea estaba ubicada entre las ciudades de Hierápolis y Colosas. Ambas ciudades eran conocidas por la pureza de las aguas que corrían a través de ellas. Hierápolis tenía una fuente termal que era considerada medicinal. Colosas era famosa por sus aguas frescas y cristalinas que bajaban de las montañas. Laodicea, por otra parte, tenía mala reputación porque no tenía agua. Era recordada por su agua tibia y sucia, el agua tibia que los visitantes casi inmediatamente escupían después de probarla. En vista de esto, podemos decir que ambos, “caliente” y “frío” eran considerados como buenos, mientras que el agua sucia y tibia de Laodicea no tenía ningún beneficio.

17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.

Una lectura cuidadosa del aviso de Jesús revela que esta asamblea en particular se había centrado en la riqueza y bienestar, con orgullo y espiritual complacencia, como resultados. Jesús llamó a la asamblea de sus seguidores, al arrepentimiento y a la fe. Ellos se habían vendido al mundo y estaban tan seguros de ellos mismos que no se daban cuenta del verdadero estado de las cosas. Ellos no eran ricos, eran pobres; no estaban bien vestidos, estaban desnudos. No eran autosuficientes, sino que estaban en verdadera necesidad. Pensaban que tenían acceso a uno de los mejores centros de salud del Imperio Romano pero en realidad, estaban completamente ciegos. Habían depositado sus valores en un banco equivocado. Lo que es importante de observar es que esta carta no es diferente de las otras seis cartas dirigidas a las otras asambleas. El reto para nosotros es ver que la clase de riqueza y confort mencionados aquí, podían haber sido conseguidos por una plena participación en la sociedad pagana de Roma, presumiblemente. El rechazo de Jesús no debe ser tomado como falto de afecto, o como un tratamiento duro. Es precisamente porque esta gente tenía el compromiso, y el amor redentor de Cristo, que fueron desafiados al arrepentimiento y cambiaron sus caminos.

20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él y él conmigo.

El Rey de Israel desea una verdadera mesa de compañerismo con sus seguidores. Sin embargo, como Él es santo, no es permitido ningún compromiso o contaminación con lo corrupto. Esto está claramente expuesto en las escrituras israelitas. Leemos en Levítico 18:24 “No os contaminéis con ninguna de estas cosas; pues por ellas se han corrompido todas las naciones que yo echo de delante de vosotros”. Los nicolaítas de Pérgamo y Éfeso – los que decían “nosotros-queremos-comer” (ver el comentario previo sobre los nicolaítas como un hebraísmo en Apocalipsis 2:6)– deseaban comprometerse en un descualificado y totalmente libre compañerismo con el paganismo romano lo cual estaba prohibido por el Concilio de Jerusalén en Hechos 15.

Muchos de los seguidores del Cristo Judío en Laodicea aparentemente también fueron víctimas de las enseñanzas nicolaítas aunque no estuviesen explícitamente identificados con ellos, tal como otros lo estaban. Jesús, en su llamado al arrepentimiento, les ofrece un posible y grandioso incentivo – el derecho personal a compartir la mesa del compañerismo con Jesucristo mismo. El compañerismo con el Dios de Israel debe mantenerse puro. No ha cambiado nada. El Santo permanece santo.

21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 22 El que tiene oído, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias’”.

No hay ninguna duda de que el mandato de abstenerse de la corrupción en el estilo de vida predominante en el Imperio Romano, era extremadamente difícil, especialmente, cuando el contacto de los no-judíos con los seguidores israelitas de Jesús era severamente desalentador, más bien, prohibitivo en el Imperio Romano. Leemos en 1ª de Cor.7:17 “Pero como el Señor repartió a cada uno, así haga. Esto ordeno en todas las iglesias”. Los gentiles, seguidores del Cristo Judío eran animados a unirse a la coalición judía como moradores con Israel, no como judíos, pero como las naciones. Haciendo esto, de acuerdo con Pablo, ellos formarían parte en el establecimiento de la Torá. Pablo apoyó la declaración, hecha por el Concilio de Jerusalén para ambos, para los judíos y las naciones a que adorasen a Dios el Señor en igualdad de condiciones. Leemos que el Apóstol Pablo, el único fariseo cuyos escritos dirigidos a los seguidores no-judíos de Jesús, sobrevive, habla sobre esto, en Romanos 3:28-31:

“Concluimos pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Torá. ¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es Dios de los gentiles también? Ciertamente, también de los gentiles. Porque Dios es uno, y Él justificará por la fe a los circuncisos y a los incircuncisos. ¿Luego invalidamos la Torá por la fe? De ningún modo. Al contrario, confirmamos la Torá”.

Esto significa que los gentiles, seguidores de Jesús, no tenían muchas opciones. Ellos podían juntarse a la vez con el pueblo judío mediante la conversión prosélita (lo que estaba prohibido) o podían conformarse con las normas y prácticas paganas de Roma, lo cual, aunque condenadas, no eran sin embargo escogidas por muchos. Una tercera y más difícil opinión era aprender cómo vivir vidas santas y justas como naciones en el mundo romano, mientras que adoraban al mismo Dios que los judíos por medio de Jesús – su ungido rey. No era fácil. De hecho, era extraordinariamente difícil. Por eso la recompensa ofrecida es tan increíblemente grandiosa.

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Dr. Eli Lizorkin-EyzenbergTo secure your spot in our new course “The Jewish Background of New Testament” - CLICK HERE NOW

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  1. Juan Gonzalez Johnson

    Hermosa la explicaciòn del mensaje a la Iglesia de Laodicea. Aplica en todas las èpocas.

  2. Areli

    Me gustó, gracias por publicar tan valiosas enseñanzas, nunca hay que olvidar, que nuestro padre Abraham fue justificado por la fe, Ruth abuela del Rey David lo fue también, y de ahí es la línea de JesúsCristo Antes de ser hebreos, o judios o israelitas fueron extranjeros, convertidos por fe, porque hayaron gracia en los ojos del DIOS VIVO.