Cerradura NÚmero Uno: El ObstÁculo En Los Ojos De Israel

Finalmente estamos en Acherei Hachagim –después de las fiestas– aquí en Israel. Muchas instituciones y estudios empiezan sus actividades anuales después de las vacaciones (por ejemplo, el periodo de otoño en la mayoría de las universidades de Israel empieza después de las fiestas, y algunas veces, como en este año, es bastante tardío). Otros cursos y colegios simplemente regresan y retoman sus programas allá donde los dejaron –y esto es exactamente lo que vamos a hacer– estamos retomando nuestras series del Mesías Oculto y empezaremos por donde lo dejamos.

Nuestro último post sobre este tema era un repaso de todos los posts del Mesías Oculto que habíamos tenido hasta aquel momento. Antes de ello, en cinco artículos diferentes, comentamos y describimos las Cinco Llaves del Capítulo Transitorio de Lucas (Lucas 24) y dijimos que necesitábamos esas llaves para abrir el Misterio del Mesías Oculto.

Ahora que tenemos las llaves, procederemos a abrir las ‘cerraduras’. Cinco llaves significan cinco cerraduras, ¿correcto? De acuerdo con esto, en el post de hoy trataremos la primera cerradura con nuestra primera llave. Pero antes, vamos a hablar sobre la identidad mesiánica oculta de Yeshua, me gustaría mencionar que en el Tanach (Antiguo Testamento) también encontramos el tema de ocultamiento. Por ejemplo, en 1 Samuel 17:55-58, después de que David matase a Goliat, Saúl pregunta quién es. Anteriormente, en el mismo capítulo, leemos una conversación entre Saúl y David, por lo que todo este episodio parece desde luego, muy extraño: Saúl no está capacitado para reconocer a David, incluso cuando ya se habían encontrado anteriormente. Es como si un velo hubiese cubierto la cara de David, y no pudiese ser reconocido –y eso es exactamente lo que vamos a ver en la historia de Yeshua–.

Volvamos al Evangelio: una y otra vez vemos que este tema de “ocultado y revelado” parece ser crucial para Lucas. Por ejemplo, en el Capítulo 2 cuando Simeón bendice a Jesús, le profetiza a María que, a través de ese niño los pensamientos de muchos corazones serán revelados.[1] En Lucas 10, Jesús dice: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a los pequeños.[2] Acabamos de ver que Dios es el Único que oculta y revela: nuestra primera llave dice que nadie, si no el mismo Dios puede cerrar y abrir los ojos. Ahora intentaremos de entender cómo –¿como Él oculta de Su pueblo el mesianismo de Yeshua–?

La palabra revelado (αποκαλυπτο) se encuentra varias veces en la LXX y la mayoría se refiere a Dios. Normalmente es el Señor quien revela, como en 2 Samuel 7:27 Porque Tú, OH SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel has hecho esta revelación al oído de tu siervo…; o en Números 22:31 donde se usa para abrir los ojos: El Señor ha abierto los ojos de Balaam. En estos casos, el verbo es usado para la revelación espiritual de Dios y por parte de Dios.

Sin embargo, también tenemos casos muy diferentes donde sale esta palabra griega. Por ejemplo, en Génesis 8:13 cuando Noé quitó la cubierta del Arca, el mismo verbo es usado para la palabra remover. En Ruth 3:7 y en Levítico 20:11,17, 18,19, 20, 21, el verbo aún presta un significado diferente, aunque aquí, otra vez, expresa una acción práctica: descubrir… descubrió sus pies… Entonces vemos que el verbo griego αποκαλυπτω significa no solo revelar en el sentido espiritual, sino también destapar, desvelar, quitar la cubierta o un velo.

Este breve análisis puede aumentar nuestro entendimiento de lo oculto y lo revelado en el Evangelio de Lucas: Existe un velo tapando los ojos para percibir el oculto misterio en el Evangelio de Lucas –esta es la causa de que sus ojos estén tapados–. Por ejemplo, en Lucas 17:30 leemos: Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. La revelación del Hijo del Hombre, por eso será un descubrir/desvelar lo que antes estaba oculto y velado. El velo está en su lugar y Dios es el único que puede apartar ese velo y revelar la verdad escondida.

¿Qué pues, es el velo?

¿Recuerda la mismísima y última pregunta que los discípulos le hicieron a Yeshua? Esta única pregunta es suficiente para entender cuán grande era la diferencia entre la redención que Israel estaba esperando y la que Yeshua trajo. Abra el libro de Los Hechos y en el mismo principio, en la escena anterior a Su ascensión, leemos: ‘Señor, ¿restaurarás ahora el reino de Israel’[3] Por favor, tome nota de que ellos le preguntan esto, no tan solo después de tres años de ininterrumpido compañerismo con Él, sino después de su muerte en la cruz y su resurrección, y después de los cuarenta días en que Él se les había aparecido, enseñado y explicado los misterios del plan de Dios. Lo suyo era una típica pregunta; el Mesías que Israel estaba esperando no podía dejar de traer redención y salvación a Israel. Sí, después de todas Sus explicaciones y mensajes, los discípulos que Él había escogido e instruido, continuaban esperando esto de Él, entonces ¿qué nos dice con relación a la multitud de israelitas que después de Sus mensajes y de ver Sus milagros, estaban absolutamente convencidos de que tarde o temprano, Él salvaría y restauraría a Israel?

Fe en un Mesías real que restauraría el trono de David, y por lo tanto, el reino de Israel, era un componente inseparable de fe en Dios y estaba basado en la promesa bíblica: ‘Levantaré linaje después de ti, el cual procederá de tus entrañas y afirmaré su reino. Él edificará casa en Mi nombre y Yo afirmaré para siempre su reino. Yo seré a él por Padre y él será Mi hijo’.[4] En este contexto, el Rey Mesías, Mashiach ben-David, era entendido como quien vendría principalmente para cumplir este propósito. No hay lugar a duda, el creyente en Israel no podía imaginar de que Dios enviaría Su salvación mediante un salvador que no salvaría a Su pueblo. Pero Yeshua, tal como sabemos, no fue enviado a restaurar el reino de Israel, y por lo tanto, no vino de acuerdo con las expectativas “normales” judío-mesiánicas. Él subió al altar, no al trono de David. No fue enviado a restaurar el pueblo de Israel tal como se esperaba del Mesías, y en este sentido, muchas promesas mesiánicas de Israel asociadas con la venida del Mesías, en realidad no se cumplieron durante el tiempo de Su primera venida. El cumplimiento de estas promesas bíblicas se encuentra en el futuro, como parte de la inalterable Palabra de Dios. Sin embargo, es vital darse cuenta de que ya que permanecen sin cumplirse, a parte de la fidelidad a Dios y Su Palabra, el pueblo de Israel simplemente no podía aceptar a Yeshua como su Mesías, ya que en su mentalidad, esto habría contradecido las Escrituras.

Este era el velo –y este velo solo podía ser levantado o quitado por Dios–. El hecho de que Yeshua ascendiese al altar y no al trono –el hecho de que Él viniese a darse como sacrificio– superaba todas las expectativas humanas y comprensibles, y por esta razón, ni carne ni sangre, si no solo el Padre que está en el Cielo[5] podía revelarlo mediante Su Espíritu y apartar ese velo. Sin embargo para entender este proceso, necesitamos usar nuestra próxima llave: Hacer visible lo latente.

[1] Lucas 2:35

[2] Lucas 10:21

[3] Hechos 1:6

[4] 2 Samuel 7:12-14

[5] Mateo 16:17

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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Deja un comentario

  1. Jose Almeida

    Realmente fue Jesus muerto sober dos maderos crusados en forma de Cruz, o em forma de T o simplemente colgado en un madero vertical. Cual fue el instrumento que se uso segun la historia y la science?

    1. Eric de Jesús Rodríguez Mendoza

      BS»D

      Shalom José

      Los romanos solían colgar sobre cualquier cosa, inclusive árboles de olivo acondicionados para ese propósito. Es muy probable que haya sido una cruz, en condiciones normales, dado que se pudo escribir su causa encima de su cabeza.