La Historia Del Diluvio: Sod

Entramos en la última y la más importante parte de nuestro estudio: “Sod” –secreto, misterio–. Sod es Su revelación, así que intentemos ver esta historia a través de Sus ojos. Mientras que no tengo ninguna duda de que algunas partes de esta historia ya han sido reveladas a diferentes personas, vamos a confiar en que Él pondrá todas estas piezas juntas.

COMIENZO

Antes que nada, ¿cuándo y cómo empezó? La narrativa del Diluvio comienza en Génesis 6, pero ¿hasta dónde debemos ir en el pasado para comprender esta historia?

Supongo que todos conocemos la respuesta a esto –como todos los comienzos de la miseria humana– (pero también los comienzos de la esperanza y la salvación mesiánica), nuestra historia comienza en Génesis 3. Recordemos cómo Dios maldijo a la serpiente:

“Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.[1]

Sí, la serpiente fue maldita, sí, él fue advertido –pero como resultado de la Caída–, también le fue dado cierto poder, no solo herir en el calcañar (el talón) de la ‘simiente de la mujer’, tal como deja claro nuestro texto, sino también, como leemos en el versículo 15, comer “el polvo”. En hebreo, es esta misma palabra “polvo” –עפר– de donde Adán fue formado. Así pues, se nos da un profundo mensaje que a menudo se pasa por alto: se nos dice que la serpiente/pecado se “comerá” al hombre –igual que en el libro de Job–: Y Jehová dijo a Satanás: “He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida”.[2] Más aún, la serpiente/pecado será alimentada por el hombre. Por eso leemos, refiriéndose a Caín: “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”.[3]

PATRÓN

Ahora pues, como Satanás está advertido del plan de Dios para su última derrota y se le ha dado ‘permiso’ para alimentarse del hombre, ¿no intentaría destruir el plan de Dios? La pregunta es, por supuesto, ¿cómo lo hará?

Un lector atento vería esto, cada vez que el plan de Dios es amenazado, encontramos en las Escrituras el mismo patrón: primero, Satanás intenta el acercamiento más simple, después se mueve hacia la estrategia más sutil. El primer paso –el más brutal y en un sentido, el más sencillo– sería matar. Vemos esto en el caso de Moshe (Moisés), cuando todos los bebés varones fueron lanzados al río; lo vemos en el caso de Mardoqueo, cuando Hamán quería destruirlo junto a todos los judíos; lo vemos también en el caso de Jesús cuando mataron a todos los niños pequeños por orden de Herodes. (Solo en el caso de Adán y Eva, la serpiente empezó por la tentación, porque en aquel punto no podía matarles –la muerte todavía no había entrado en escena–.)

Sin embargo, cuando este primer paso no funciona –Moisés fue salvado–, a Mardoqueo no le mataron, la familia de Jesús huyó a Egipto para salvarle –entonces Satanás hace lo siguiente–, un movimiento mucho más sutil: prueba con la tentación y la corrupción. Sabemos que quiere destruir: si no busca matar, entonces busca robar. Moisés creció como príncipe egipcio y fue por el milagro y la gracia de Dios que no empezó a adorar a los dioses egipcios: Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado;[4] Ester –Hadassah– fue una reina rodeada por toda clase de tentaciones paganas, y, una vez más, fue un claro milagro que ella permaneciese fiel a Dios y al pueblo de Dios; Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu Santo para ser tentado, y a Satanás se le permitió tentarle y corromperle.

Vemos este patrón una y otra vez en las Escrituras y en la historia. La tradición judía dice en Números 25, cuando el pueblo de Israel “empezó a fornicar con las hijas de Moab”,[5] esto sucedió como resultado del consejo de Balaam: Balaam fue llamado por Balak para que maldijese a Israel (en un sentido era igual que “matar”): Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo… quizá yo pueda herirlo[6]), pero cuando no pudo maldecir a Israel, él avisó a Balak para tentarlos y corromperlos. En este caso, el resultado deseado fue conseguido: las mujeres moabitas las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.[7] Así pues, podemos ver este patrón una y otra vez: primero él intenta matar (o maldecir) –y si esto no funciona–, intenta corromper.

LA TRAMA

Ahora quizá, ya podemos seguir directo el plan de Satanás desde el capítulo 3 de Génesis, y claramente podemos ver el mismo patrón. Primero, él empezó “devorando” a Caín, y el primer crimen apareció: Abel fue asesinado por Caín y así su descendencia fue eliminada. Casi todo el capítulo 4 de Génesis es muy triste, porque describe a los hombres ‘devorados’ por el pecado –la línea perversa de Caín–. Sin embargo, Dios estaba determinado a seguir con su plan, y por lo tanto, el lugar de Abel no podía permanecer vacío. De acuerdo con esto, en los dos últimos versículos del capítulo 4 leemos: Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.[8]

Probablemente, es en este punto que Satanás se da cuenta que la primera parte de su plan no funcionó –y un tercer hijo nació–, y la descendencia del justo Set, fue establecida. Por lo tanto, va al segundo nivel –la tentación y la corrupción–.

Finalmente, llegamos a Génesis 6. Ahora podemos entender la trama de Satanás: corromper la descendencia humana, de modo que el que está destinado a derrotarlo –la promesa de la simiente de la mujer–, no de alguna semilla angelical –no podría nacer–. Así el plan fue descubierto: Se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.[9] La descendencia híbrida angelical/humana, claramente no intencionada por Dios, tenía una línea de sangre corrupta. El plan parecía ser un éxito, desde luego, y el tiempo llegó en que la mayoría tenía el ADN demoníaco en su sangre. Por eso, a pesar de lo que muchos puedan pensar, el Diluvio no fue un cruel castigo de un Dios enojado y vengativo –sino más bien era un acto protector y de misericordia hacia Su creación–, y no lanzar a la humanidad al abismo de maldad demoníaca y desesperada.

 

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Continuará [10]

 

 

[1] Génesis 3:14-15

[2] Job 2:6

[3] Génesis 4:7

[4] Hebreos 11:24-25

[5] Números 25:1

[6] Números 22:6

[7] Números 25:2

[8] Génesis 4:26

[9] Génesis 6:4

[10] Si estos artículos abren tu apetito por descubrir los tesoros ocultos de la Biblia hebrea, estaré muy contenta de dar más información (y también un descuento de maestra) respecto a los cursos de eTeacher. Yo también te animo a leer mi libro, Abraham had two sons: este es el primer (y único) libro mesiánico que está escrito según el significado básico de PARDES, y te dará un prueba de este enfoque en la exégesis bíblica judía (da clic aquí para obtener el libro: Read Julia Blum )

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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Deja un comentario

  1. constancio adolfo

    su libro Abraham had two sons , esta traducido al español o portugues ? , en caso afirmativo donde puedo hallarlo ?
    atencionsamente

  2. Carlos Alberto Cueto Salinas

    Gracias maestra por dar luz y compartir este pasaje de la Biblia, esto me hace recordar lo que dice Jesus en una de sus enseñanzas: «Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.» Sin duda que el angel caído es astuto por lo sutil en su tentación hacia el hombre pero también lo pervierte incentivando su descontrol en diferentes ámbitos y poniendo por encima su ego y su satisfacción material, tal como los ejemplos que usted pone, es decir el puede «matar» con la palabra y/o con obras el animo del espíritu hacia el Bien en contraposición al Plan de Dios que es evolucionar hacia un nivel de mayor espiritualidad.

  3. lorenzo ascencio hdez

    muy interesante el contenido de la istoria del diluvio me gustaria leerlo conpleto gracias atte.lorenzo ascencio