Varón y hembra los creó
Al entrar a Génesis 5, encontramos aquí una larga lista de nombres y datos. Este capítulo traza la virtuosa línea familiar de Set. Sin embargo, antes de entrar a esta lista, me gustaría llamar la atención de los dos primeros versículos de este capítulo: «Este es el libro de la genealogía de Adám. El día en que Dios creó al hombre. Él lo hizo según la semejanza de Dios. 2 Él los creó, varón y hembra, los bendijo y los llamó humanidad (Adám) en el día en que fueron creados».
Estos versículos son muy importantes porque confirman el concepto que compartí con ustedes previamente: que las palabras de las traducciones al español: «Hagamos al hombre»[1] fueron una representación desafortunada del hebreo original. Adám en hebreo quiere decir simplemente «humano» y no necesariamente denota a un hombre solamente. A la luz de esto, lo conocido tradicionalmente —la creación del hombre ocurre primero y la creación de la mujer algo más tarde, después de que los animales fuesen creados— podría ser (o incluso debería ser) reconsiderado. Muchos comentaristas judíos leen la historia de la creación de una manera muy distinta. Ellos señalan que Génesis 1:26 se refiere primero a adám en singular, pero después dicen que «ellos gobernarán». ¿Quiénes son «ellos»? La respuesta la encontramos en Génesis 1:27 donde se aclara la naturaleza de la creación: «Varón y hembra los creó».[2] Los versículos que abren el Capítulo 5 también lo confirman así: «Él los creó, varón y hembra, y los bendijo y los llamó adám».[3]
Según este concepto, Dios creó al primer humano que fue a la vez varón y hembra. Distintos comentaristas rabínicos sostienen la opinión de que el primer humano estuvo realmente compuesto por ambos géneros. El Midrásh Bereshít Rabbá dice: «hombre y mujer fueron originalmente indivisibles, es decir, adám al principio fue creado… hermafrodita». En el Midrásh Levítico Rabbá leemos: «En el tiempo en que el Santo, Bendito sea, creó al hombre, lo creó como andrógino». En Génesis 2, Dios está mirando a esta criatura de dos géneros por primera vez en todo su trabajo creador, Él dice: «lo tov» – «no es bueno».[4] Claramente, esta no fue la forma ideal para crear una pareja hombre/mujer. Por eso Dios los separó en dos personas distintas —hombre y mujer—. Por eso, cuando un hombre y una mujer se casan, vienen a ser «uno» otra vez: regresan al diseño original de Dios antes de que el hombre y la mujer fueran separados. Desde los primeros versículos de Génesis 5 comprendemos que la larga lista de nombres masculinos en este capítulo también significa una larga lista de mujeres, unidas a ellos, según el plan de Dios.
Caminando con Dios
Aquí, en este capítulo, está la lista de generaciones:
- אָדָם (adám) «Adám»
- שֵׁת (shet) «Set»
- אֱנוֹשׁ (enosh) «Enós»
- קֵינָן (kenán) «Cainán»
- מַהֲלַלְאֵל (mahalalel) «Mehalaleel»
- יֶרֶד (yeréd) «Jared»
- חֲנוֹךְ (janój) «Enoc»
- מְתוּשֶׁלַח (metusheláj) «Matusalén»
- לֶמֶךְ (leméj) «Lamec»
- נֹחַ (nóaj) «Noé»
Como podemos ver, Noé es el descendiente número 10 de Adám y Enoc es el número 7. Ambos son importantes. ¿Hubo alguien más unido a Enoc y Noé?
Como probablemente sabes, Enoc ocupa un lugar único y absoluto en este registro: en lugar del acostumbrado número de años que un patriarca vivía después del nacimiento de su hijo, en el caso de Enoc leemos que «él caminó con Dios después de haber tenido a Matusalén, durante trescientos años»; en lugar de una simple nota de que «él murió», al igual que en los otros nombres de esta lista, se nos dice otra vez que «Enoc caminó con Dios» y después que – «ya no estaba porque Dios se lo llevó».[5] Por eso se nos introduce a la expresión «caminar con Dios». Es importante señalar que esta expresión es única en la Torá y aparece solo una vez más. ¿Dónde? Estás en lo cierto —exactamente las mismas palabras fueron dichas sobre Noé—: «Noé caminó con Dios».[6]
¿Qué significa que ellos caminaron con Dios? En hebreo, esta expresión es absolutamente sorprendente (y se pierde por completo en la traducción). La oración que se refiere a «Enoc caminó con Dios» o en algunas traducciones: «Enoc caminó delante de Dios» literalmente dicen: «Enoc caminó… Dios». ¿Posiblemente qué podría significar?
Personalmente creo que estas palabras son extremadamente importantes. ¿Alguna vez has escuchado la expresión: «Walk the talk» (caminar charlando)? Uno ha de vivir su fe. Esto es exactamente lo que las Escrituras nos dicen con referencia a Enoc (y también a Noé): no es Enoc quien vive, sino Dios en él y por medio de él. La Palabra de Dios, los mandamientos de Dios se hicieron carne en las vidas de Enoc y Noé —y por eso ellos caminaron con Dios—.
¿Qué hay en un nombre?
La historia de Noé comienza con las palabras proféticas de Lamec: «Y él lo llamó Noé diciendo: “Este nos proporcionará descanso de nuestros trabajos y del esfuerzo de nuestras manos, y del mismo suelo sobre el cual el SEÑOR maldijo».[7]
Mientras que Noé es uno de los personajes más conocidos de la Biblia, y todos sabemos quien fue él, pocos recuerdan a Lamec, su padre. Aún así, vale la pena recordar a Lamec, no solo porque engendró al hijo que salvaría al mundo moribundo a través de su fe y obediencia, sino también porque él reconoció el llamado especial de su hijo y su misión al darle ese nombre tan significativo. ¿Por qué Lamec llamó a su hijo Noé? ¿Qué esperaba de él?
Desde luego, el nombre de Noé tiene un significado muy profético. Esta raíz en hebreo significa «descanso» —y por las palabras proféticas de Lamec comprendemos que él vio en su hijo a aquel que sería el «dador de descanso»— aquel que proporcionaría liberación y bienestar sobre la maldición. En Génesis 3, Dios maldijo la tierra y expulsó a Adám y a Eva del jardín. Evidentemente, Lamec sintió el peso del trabajo sobre la tierra que Dios había maldecido, y él buscó «descanso de nuestro trabajo y del esfuerzo de nuestras manos».[8] Está claro por las palabras de Lamec que, incluso aquellas primeras generaciones estuvieron extremadamente cansadas de esta maldición y esperaron el cumplimiento de la promesa. Nombrando a su hijo Noé, Lamec esperaba que él le trajera liberación de la maldición y le proporcionara confort y descanso.
Encontramos un concepto muy diferente en la tradición rabínica: algunos textos rabínicos sugieren que Noé inventó el arado. Sin embargo, esto significa que, todos los comentaristas de alguna manera están de acuerdo, se esperaba que Noé marcara el comienzo de una nueva era respecto a la relación entre «Adám» y «adamá» —el hombre y el suelo—: ya sea que Noé fuera capaz de eliminar la maldición o al menos invertirla. Así pues, cuando leemos este versículo en hebreo, la alusión de Génesis 3:17 es clara. Sin embargo, esta alusión, lo mismo que el significado profético del nombre de «Noé» se pierden por completo en la traducción
[1] Génesis 1:26, «adám» aquí normalmente es traducido como «hombre».
[2] Génesis 1:27.
[3] Génesis 5:2, «adám» aquí normalmente es traducido como «humanidad».
[4] Génesis 2:18.
[5] Génesis 5:24.
[6] Génesis 6:9.
[7] Génesis 5:29.
[8] Génesis 5:29.
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