Descifrando Los Evangelios Con El Tanach: Lucas (1)

La última vez hablamos sobre el comienzo del Evangelio de Mateo. Esta vez, nos trasladaremos al principio del Evangelio de Lucas e intentaremos verlo a través del Tanach y de los Evangelios judíos.

EL ÁNGEL Y EL SACERDOTE

¿Alguna vez han estado en Ein Karem, uno de los barrios más hermosos de Jerusalén? Dos mil años atrás, en esta pintoresca villa en las “colinas de Judá”, un sacerdote llamado Zacarías y su esposa Elisabet llevaban una vida piadosa “delante de Dios”. No eran jóvenes, no tenían hijos y sus vidas debieron parecer tranquilas y apacibles. Y entonces, cuando Zacarías, como era su costumbre, iba a cumplir su tarea en el Templo, no sabía que, no solo la vida de su pequeña familia, sino la vida de la humanidad, estaba a punto de cambiar.

¿Por qué Zacarías fue al Templo ese día? Zacarías era un sacerdote cohen. Todos los cohanim estaban divididos en 24 divisiones (ver 1 de Crónicas 24:7-18), y la división Aviyah (la división de Zacarías) era la octava. Cada división servía durante una semana a la vez; así los miembros de cada división servían en el Templo dos veces al año. Era un evento regular y un viaje regular para Zacarías, lo hacía “según la costumbre del sacerdocio” pero algo de extraordinaria importancia sucedió aquel día en el Templo: “…Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase…Y se le apareció un ángel del Señor».[1]

Zacarías experimentó una visita angelical y escuchó el anuncio del nacimiento milagroso de su hijo –y todo esto sucedió en el Templo–, mientras él ejercía “el sacerdocio delante de Dios”. ¿Alguna vez han considerado este simple pero poderosísimo hecho? Dios todopoderoso pudo haber enviado Su ángel a Zacarías en cualquier otro lugar –en su casa, su jardín, en la calle– pero Él escogió anunciar el nacimiento de Juan el Bautista en el Templo. Así pues, toda la historia de Jesús empieza en el Templo judío.

¿POR QUÉ SE DEMORÓ ELIZABET?

En el primer capítulo del Evangelio de Lucas, encontramos un detalle interesante. Zacarías y Elisabet están claramente llenos de alegría por la ocasión del nacimiento de su tan ansiado y milagroso hijo aún así, por alguna razón no tienen prisa alguna para darle el nombre primero. Solo al octavo día, Lucas escribe, vinieron para circuncidar al niño”, a su hijo. ¿Al octavo día? ¿No habían tenido nueve meses para pensar en el nombre? ¿Por qué los padres de Juan esperaron tanto tiempo?

Según el mandato que Dios dio a Abraham, sabemos que el rito de la circuncisión debía tener lugar en el octavo día después del nacimiento.[2] El Evangelio de Lucas recuerda la observancia tan estricta de este rito, tanto en el caso de Juan el Bautista como en el de Jesús: la circuncisión de un niño ha de tener lugar en el octavo día. La próxima vez hablaremos más sobre esto, pero es importante resaltar aquí que en la tradición judía no solo la circuncisión tiene lugar en el octavo día.

En el mundo judío moderno, el nombre de un niño se anuncia siempre en la ceremonia de su circuncisión brit-milah. Esta tradición está ligada con la idea de que a un niño se le ha de dar el nombre inmediatamente después de entrar en el pacto de Abraham, y al hecho de que, Abraham mismo recibió un nombre nuevo cuando fue circuncidado (en Génesis 17, junto con el mandato de Dios de la circuncisión, Abram recibió el nombre de “Abraham). Pero, ¿sabemos realmente cuándo empezó esta tradición?

Se sorprenderían al saber que es aquí, en el Evangelio de Lucas, que vemos la primera evidencia de un niño judío siendo nombrado en su brit-milah circuncisión. Lucas nos muestra muy claramente (tanto con Juan como con Jesús) que en aquel tiempo, la tradición ya estaba establecida. Sin embargo, dentro de esta tradición establecida y existente, la primera ocasión recordada de “dar a un niño su nombre durante la ceremonia de la circuncisión, no se conoce de nuestra literatura talmúdica, sino de uno de los Evangelios” (David Flusser, Jewish Sources in Early Christianity). ¿Pueden imaginarlo? Muchos detalles fascinantes de los Evangelios se nos aclaran cuando los vemos a través de los ojos del pueblo judío del siglo I.

¿INVENTÓ JUAN EL BAUTISMO?

En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César… él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados.[3] Su clamor, de que la salvación de Dios está cerca, y su llamado al arrepentimiento, despertó ecos en toda la tierra y reunió a multitudes. ¿Qué pensó la gente cuando fue en busca de este bautismo de arrepentimiento? ¿Fue algo completamente nuevo y desconocido en Israel?

Por desgracia, muchos cristianos desconocen las raíces judías del bautismo en el agua. El bautismo en el agua tiene una larga historia y no empezó con Juan el Bautista. El libro de Levítico dice que uno debe estar ritualmente puro antes de entrar en el Templo. Por eso, un antiguo proceso de purificación espiritual y de limpieza de los judíos Mikvehexistió durante mucho tiempo antes del bautismo de Juan. La Mikveh es un baño de purificación usado con el propósito de la inmersión ritual en el judaísmo, para poder alcanzar la pureza ritual. A través de los siglos, esta limpieza de la Mikveh, o lavado de purificación, ha sido tan esencial e importante para los judíos, como el bautismo es esencial e importante para los cristianos.

Sin lugar a dudas, Juan el Bautista dio un nuevo significado a la antigua práctica de la inmersión: el lavado del pecado. Nunca antes se había oído en Israel un llamado para el “bautismo de arrepentimiento”. Sin embargo, para comprender mejor y apreciar la novedad de este llamado, por eso, debemos ser conscientes de la tradición de la purificación en el agua, tal como existía en aquel tiempo –la Mikveh–.

 

 

 

 

Los comentarios que leen en estas páginas, son característicos de lo que compartimos con nuestros estudiantes durante las clases DHB (Discovering the Hebrew Bible: Descubriendo la Biblia Hebrea) o de JBNT (Jewish Background of the NT: Antecedentes Judíos en el Nuevo Testamento) o WTP (Weekly Toráh Portion: Porción Semanal de la Torá). Si estos artículos han abierto su apetito por descubrir los tesoros ocultos de la Biblia hebrea o estudiar en profundidad la Parashat Shavua, junto con aspectos del Nuevo Testamento, estaría muy satisfecha en proporcionarles más información (y también un descuento del maestro para nuevos estudiantes) respecto a los cursos de eTeacher[4] (juliab@eteachergroup.com) .

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[1] Lucas 1:8,11

[2] Génesis 17:12

[3] Lucas 3:1-3

[4] En este punto, ofrecemos el curso WTP en inglés, mientras que el curso DHB está en inglés, español y portugués.

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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