Interrupción Inesperada

La carga del liderazgo

¡Regresaríamos a la historia de José ahora si la Torá misma no la hubiera interrumpido! Pero en Génesis 38, justo después de la venta de José por sus hermanos en Génesis 37, leemos la historia inesperada de Judá y Tamar. Esta historia, de hecho, rompe el flujo de la narrativa de José: en lugar de continuar contándonos sobre la marcha de José a Egipto, la Torá encuentra que es necesario interrumpirse al contar sobre Judá separándose de sus hermanos, su matrimonio, la muerte de sus hijos, la seducción de Tamar y el punto culminante de la historia: la confesión de Judá. Como maestra de la Biblia les pregunté a mis alumnos muchas veces: ¿Por qué esta interrupción aquí? ¿Cuál es el mensaje de esta historia? Nadie me ha dado nunca una respuesta; muchos admitieron que ellos mismos se habían estado preguntando. Y de hecho, a primera vista, el relato de Judá no está relacionado en absoluto con la venta de José, y su posición en el texto parece aleatoria y extraña. ¿Es realmente así?

Este es uno de los mejores ejemplos en toda la Torá donde podemos ver esas cosas en hebreo que se han perdido por completo en la traducción, y después de ver estas cosas, de repente, el mensaje de todo el capítulo se vuelve claro. Espero que, después de estos comentarios, nunca más te preguntes por qué está aquí esta historia.

El Capítulo 38 comienza con las palabras: «Sucedió en ese momento». Estas primeras palabras ya apuntan a una conexión entre la narrativa anterior y lo que estamos a punto de leer, ya que esta expresión se suele utilizar para indicar conexiones tanto cronológicas como temáticas. Luego leemos «que Judá se apartó de sus hermanos».

¿Por qué se fue Judá?

Volvamos a la historia de la venta. ¿Alguna vez te has dado cuenta de que la voz de Judá fue decisiva en esta historia? Si bien Rubén tenía buenas intenciones (pero no pudo cumplirlas), fue como sugerencia de Judá que el destino de José estuviera sellado. Incluso en medio de este terrible crimen, somos testigos de la asombrosa autoridad de Judá (por primera vez, pero definitivamente no es la última vez en la saga de José). El peso de esta autoridad fue en realidad la razón por la que «Judá se apartó de sus hermanos»; leemos en un Midrásh que los hermanos culparon a Judá y dijeron: «Sugeriste que vendiéramos a José y te seguimos. Si hubieras sugerido que dejáramos en libertad a José, también te habríamos seguido».

Esta autoridad es evidente a lo largo de toda la saga de José: ¡todos los eventos cruciales en esta historia ocurren solo después de que la voz de Judá había sido escuchada! En el Capítulo 37, José se vende de acuerdo con las sugerencias de Judá; en el Capítulo 42, Israel permite que Benjamín vaya a Egipto después de la intervención de Judá; en el Capítulo 45, José revela su identidad después del discurso de Judá. Esta autoridad increíble, el regalo asombroso de Dios para esta tribu, permanecerá con Judá siempre, pero el corazón de Judá tuvo que cambiar, su carácter tuvo que ser transformado, y es aquí, en la historia de Judá y de Tamar en el Capítulo 38, donde vemos la obra de Dios en el corazón de Judá.

Dos hijos

«Judá tomó mujer para Er su primogénito; su nombre era Tamar. 7 Pero Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos del Señor, y el Señor lo mató. 8 Entonces Judá le dijo a Onán: “Ve a la esposa de tu hermano y cumple con ella el deber de cuñado; levanta descendencia para tu hermano». 9 Pero como Onán sabía que la descendencia no sería suya, derramaba su semen en el suelo cada vez que iba con la esposa de su hermano, para no dar descendencia a su hermano. 10 Lo que hizo fue desagradable ante los ojos del Señor, y también lo mató a él».[1]

¡Hagamos una pausa aquí! De los pocos que recuerdan esta historia, la mayoría la recuerdan como la historia de «Judá y Tamar» y olvidan por completo la gran tragedia que le sucedió a Judá. ¿Te imaginas el dolor de un padre cuyos dos hijos mueren uno tras otro? Además, la Torá enfatiza que no murieron de muerte natural, sino de que «Dios los mató» (וַיְמִתֵהוּ יְהוָֽה). Esta expresión es muy inusual; rara vez la encontramos en la Torá. ¿Qué estaba pasando allí? ¿Fue un castigo? ¿Hubo alguna conexión con la historia de José?

A lo largo de la saga de José, descubrimos diferentes pistas que sugieren esta conexión. Por ejemplo, cuando más tarde leemos que José tuvo dos hijos en Egipto, la imagen se vuelve casi gráfica: el responsable del crimen pierde a sus dos hijos, mientras que el que fue víctima del crimen tiene dos hijos, nacidos de él.

Se vuelve aún más claro cuando meditamos en las extrañas palabras de Rubén mientras trata de convencer a Jacob de que deje a Benjamín ir con ellos a Egipto: «Entonces Rubén le dijo a su padre: “Puedes matar a mis dos hijos si no te lo devuelvo».”[2] Estas palabras suenan tan extrañas, después de todo, los hijos de Rubén son los nietos de Jacob. ¿Por qué Jacob mataría a sus propios nietos?

Sin embargo, si a los ojos de los hermanos, la muerte de los dos hijos de Judá fue el juicio y el castigo de Dios por no traer a José de regreso, entonces podemos entender de que Rubén en efecto está diciendo: «Lo traeré de vuelta, y si no, estoy dispuesto a pagar el precio». Y si este mensaje fue claro para los hermanos de Judá, ¡cuánto más claro lo hubiera sido para el mismo Judá! Creo que todo el proceso del cambio de corazón de Judá comienza aquí, con esta enorme tragedia que cambió por completo su mundo entero.

Antecedentes legales

Antes de continuar, introduzcamos algunos términos legales que nos ayudarán a comprender mejor la situación. Según la ley del Levirato (del latín Levir – cuñado), un hermano estaba obligado a casarse con la viuda de su hermano fallecido, y un hijo nacido de esta unión se consideraba hijo del muerto. En hebreo tal unión se llamaba yibúm. Lo leemos en Deuteronomio: «Si conviven hermanos, y uno de ellos muere y no tiene hijo, la mujer del muerto no se casará con un extraño, fuera de la familia: el hermano de su marido la recibirá y la tomará por mujer, y cumplirá para con ella la obligación de cuñado».[3]

Más tarde, un hermano podría rechazar el yibúm haciendo una declaración pública a través de la ceremonia de jalitzá (Deuteronomio 25:5-10). En épocas anteriores, sin embargo, probablemente no se podía eludir el yibúm: un hombre estaba obligado a casarse con la viuda de su hermano. Entonces, cuando el primer hijo de Judá, Er, murió sin hijos, el segundo hijo de Judá, Onán tuvo que casarse con Tamar según la ley de yibúm. Cuando el SEÑOR también le quitó la vida, de acuerdo con la ley del Levirato, el tercer hijo de Judá, Sela (cuyo mismo nombre, dicho sea de paso, שלה significa «suyo»), tuvo que casarse con Tamar. Judá conoce su responsabilidad de darle su tercer hijo a Tamar y trata de evitarlo. «Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar: «Quédate viuda en la casa de tu padre hasta que mi hijo Sela crezca», porque temía que él también muriera, como sus hermanos».[4]

Judá no quiere que Sela se case con Tamar, y piensa que si Tamar es sacada de la casa, el deber de Sela de casarse con ella será menos urgente a medida que pase el tiempo. Como resultado, deja a Tamar (עגונהaguná) literalmente «anclada»  o «encadenada», un término halájico para una mujer judía que está «encadenada» a su matrimonio. Un ejemplo clásico es el de un hombre que se ha ido de viaje y no ha regresado o ha ido a la batalla y está desaparecido. Una aguná no tiene marido; sin embargo, no puede casarse con otro hombre, independientemente de la cantidad de tiempo que haya pasado desde que se convirtió por primera vez en aguná. La situación de una aguná es extremadamente difícil, y debemos tener eso en cuenta al entrar en la parte más intrigante de esta historia…

 

Continuará…

 

[1] Génesis 38:6-10.

[2] Génesis 42:37.

[3] Deuteronomio 25:5.

[4] Génesis 38:11.

 

Las ideas que lees en estas páginas son típicas de lo que compartimos con nuestros estudiantes durante las clases de DHB (Discovering the Hebrew Bible/Descubriendo la Biblia Hebrea) o WTP (Weekly Torah Portion/Porción Semanal de la Torá). Si estos artículos te abren el apetito por descubrir los tesoros ocultos de la Biblia hebrea o por estudiar la Parashát Shavúa en profundidad, junto con los conocimientos del Nuevo Testamento, me complacerá proporcionar más información (y también un descuento de maestros para nuevos estudiantes) sobre los cursos de eTeacher (juliab@eteachergroup.comAdemás, en este artículo se incluyen extractos de mis libros (y en muchas otras publicaciones aquí), así que si te gustan los artículos de este blog, también podrías disfrutar de mis libros, puedes conseguirlos aquí.

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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