La InversiÓn Global (capÍtulo Transitorio – 4)

Como ya hemos visto, el último capítulo del Evangelio de Lucas, no solo sirve como una maravillosa transición literaria para su segundo volumen, Hechos, sino también como la clave espiritual para toda la historia del mesianismo oculto de Jesús —para entender los ojos velados y abiertos en su Evangelio—.

Desde luego recordarás que eventualmente los ojos de los discípulos fueron abiertos cuando llegó el tiempo señalado: “Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista”. El tiempo aquí es de suma importancia: sucedió en el momento específico de partir el pan, dejando a los discípulos con el pan en la mano, sin duda abrumados y temblando ante la grandeza de lo que acababa de suceder. ¿Y qué es exactamente lo que sucedió? Contemplemos la esencia de este momento fundamental —tal como lo describe Lucas—.

Necesitamos examinar algo de griego aquí. Acabamos de ver que ambos verbos —velados y abiertos— son usados en forma pasiva tanto en inglés como en griego: primero, “mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen”: Οφθαλμοι αυτων εκρατουντο,[1] luego llega el momento crucial y “entonces les fueron abiertos los ojos: δε διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι.[2] La palabra Δι-ανοιγω significa completamente abiertos. Esta palabra se encuentra varias veces en la Septuaginta, pero el único momento en toda la Septuaginta cuando esta línea completa ocurre de la misma manera, en la misma redacción, tal como se encuentra en Lucas, δε διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι, es en el tercer capítulo del libro de Génesis, en una de las escenas más dramáticas de las Escrituras. Cuando Adán y Eva (Hava) pecaron —cuando violaron el mandato que Dios les dio y comieron el fruto del Árbol del Conocimiento, cuando el pecado entró por primera vez al mundo, cuando todo cambió y todo giró al revés en ese momento fatal de la creación— dice; Entonces fueron abiertos los ojos de ambos[3]

¿Qué significa esto, de que los ojos de Adán y Eva fueron abiertos? Este pasaje del libro de Génesis nos ayuda a comprender mejor el enorme cambio que describe Lucas. La Caída no fue simplemente uno de los eventos importantes de la historia de la creación, fue un cataclismo global —un cambio total en el estatus y estructura del Universo—. Lo que la Biblia describe como “fueron abiertos los ojos de ambos” (de Adán y Eva) es una de las manifestaciones y consecuencias más sustanciales y fundamentales de este cambio global. Adán y Eva, que hasta entonces habían visto a Dios tal como es en realidad, y habían visto todo bajo Su luz y a la luz de Su realidad, empezaron a ver el mundo con una visión nublada, pecaminosa, la cual a partir de entonces se transformó y ha permanecido como la visión real de la humanidad. La habilidad de ver a Dios que originalmente les fue dada, creció opaca y se perdió, e incluso Adán y Eva, para no mencionar a sus descendientes, empezaron a ver este mundo en la forma  en que la humanidad continuaría viéndola a través de los siglos: pesada, material y física.  Ellos se alejaron de Su presencia —“fueron abiertos los ojos de ambos” a esta cosmovisión—. A partir de entonces, para ver lo invisible, el ser humano necesitaría la fe.  Por eso es que el Señor estaba tan interesado en “que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre;[4] que ellos no permaneciesen para siempre así —incapaces de ver la realidad espiritual, capaces solo de ver lo material y físico—. Y a partir de ese momento en el tercer capítulo de Génesis, cuando Adán y Eva pecaron, cuando “fueron abiertos los ojos de ambos” a este mundo y necesitaron ocultarse del SEÑOR, Dios había estado ocupado con el Tikkun Olam (la reparación del mundo). A partir de entonces, Él ha estado esperando el momento en que los ojos de la gente sean abiertos otra vez, pero esta vez, abiertos a la inversa —ver lo que es invisible a esta visión humana pecaminosa y abrumada—.

De acuerdo con la opinión académica, el griego de Lucas es el mejor de los cuatro Evangelios. Es posible que el griego fuese la lengua nativa del evangelista. Casi no hay duda alguna de que Lucas conocía la LXX (la Septuaginta) muy bien y probablemente estaba influenciado por ella. Por lo tanto, podemos sugerir que esta sorprendente simetría entre διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι en Lucas 24, y διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι en Génesis 3:7 es intencionada, y que Lucas muestra aquí a propósito, una inversión importante de Génesis 3, y quiere que sus lectores entiendan no solo la profundidad y enormidad de lo que sucedió en el camino a Emaús, sino el cambio crucial en el estatus del Universo cuando el mesianismo de Jesús es revelado y reconocido.

Sin embargo, es importante recordar que no solo los ojos de los discípulos fueron abiertos, sino que justo en ese mismo momento, Jesús se hizo invisible para ellos. Así pues, Lucas presenta su historia de Emaús como un tipo y símbolo de una inversión importante de Génesis 3. Esta inversión global está completada y confirmada en Lucas 24:31: entonces les fueron abiertos los ojos —para ver lo invisible—.

Lucas es el único Evangelio que contiene la historia de Emaús y quiere que sus lectores vean que los discípulos no reconocieron a Jesús mientras Él estaba con ellos y estaba visible a sus ojos, sino que sus ojos fueron abiertos y le reconocieron solo cuando Él desapareció de su vista. La transición de la que somos testigos aquí es del Mesías visible, pero no reconocido —al Mesías reconocido, pero invisible—. En este sentido, el último capítulo del Evangelio de Lucas simboliza el mensaje completo y proporciona una excelente transición desde el primer volumen, al segundo volumen de su escrito: del Mesías visible pero oculto, al Mesías revelado pero invisible.

 

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[1] Lucas 24:16

[2] Lucas 24:31

[3] Génesis 3:7

[4] Génesis 3:22

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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