Purim: La Pregunta Y La Respuesta

La narrativa

Esta semana haremos una pausa de nuestra serie «Comienzos» porque se acerca Purím y hoy hablaremos sobre el libro de Ester. Si, aquí hay una preciosa narrativa que a todos nos encanta leer y escuchar —pero en este libro hay mucho más—. Creo que el libro de Ester es uno de los más importantes —y uno de los más proféticos— en la historia de nuestro pueblo. Lo comentaremos más adelante, pero primero —la historia—.

Supongo que todos conocen esta narrativa: expulsados de Tierra Santa, muchos judíos se establecieron en diferentes ciudades del Imperio Persa. Algunos vivieron en la capital de Persia, Susa. El Rey del Imperio Persa, el emperador Asuero, buscaba una nueva esposa, y así pues, la hermosa y pura Ester, Haddasa, una huérfana cuidada por su primo, un judío piadoso llamado Mardoqueo, llegó a ser la reina de ese imperio mundial. Obediente al mandato de Mardoqueo, no reveló a nadie sus orígenes.

Tal como sigue la historia, Mardoqueo se negó a inclinar la cabeza en honor de Hamán, quien fue Primer Ministro del Emperador Asuero. Enfurecido, Hamán influye en el rey para que decrete un genocidio contra todos los judíos: «destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, mujeres y niños en un mismo día».[1] El día elegido por Hamán, pur, (lotería) fue el 13 de Adár.

Entonces tenemos una sorprendente conversación entre Mardoqueo y la Reina Esther: Mardoqueo le comenta la trama de Hamán y el decreto del Rey, y le pide que salve a su pueblo. Al principio está llena de dudas, ya que no puede presentarse delante del Emperador sin haber sido invitada, y entonces él le dice estas famosas palabras:

«No pienses en tu corazón que escaparás en el palacio del Rey más que cualquier otro judío. Porque si permaneces completamente en silencio en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, pero tú y la casa de tu padre perecerán. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?».[2]

Mardoqueo reunió a los judíos para que ayunasen y orasen, Ester también ayunó y oró durante tres días, y como resultado, el milagro sucedió y el mal fue revertido. Ester fue capaz de convencer a Asuero para que ahorcase a Hamán y permitiese que los judíos se defendieran. El 13 de Adár, se libraron batallas a través de todo el Imperio entre los judíos y aquellos que intentaron destruirlos. Al día siguiente, el 14 de Adár, fue un día de celebración por la victoria de los judíos. Como la batalla en Susa duró dos días, la celebración se prolongó hasta el 15 de Adár. Por eso estos dos días se instituyeron como el Festival de Purím —el 15 de Adár en las ciudades amuralladas y el 14 de Adár en los pueblos sin murallas—.[3]

La revelación de lo oculto

¿Sabían que el libro de Ester es uno de los dos libros del Tanáj que no contienen el nombre de Dios? El otro es Los Cantares de Salomón, donde leemos sobre el amor, pero el libro de Ester es muy diferente: leemos esta historia en la que Dios no es mencionado del todo y desde luego sentimos como si el Dios de Israel no estuviese en este terrible reporte del primer genocidio planeado contra el pueblo judío.[4] Así pues, en primer lugar, ¿por qué este libro fue incluido en el canon?

Aquí llegamos a un punto de gran importancia. El libro de Ester fue incluido en el canon porque, de hecho, «todo él trata de Dios». La palabra «Dios» no aparece abiertamente en el libro porque Dios a menudo permanece oculto en nuestras vidas —hasta que lo reconocemos a Él y a Su escritura en las circunstancias y eventos que se desarrollan—. Sí, a veces sucede que la salvación de Dios viene como un milagro, desafiando las leyes de la naturaleza (como en el libro de Daniel, por ejemplo). Sin embargo, la mayoría de las veces, la salvación divina está «disfrazada» en eventos ordinarios —«ocultos» en lo que podemos percibir como una serie de «coincidencias»— como sucede en el libro de Ester. Incluso el nombre de este libro —Megilát Ester (el Pergamino de Ester)— es muy importante y refleja esta sorprendente dinámica entre lo «oculto» y lo «revelado»: el nombre de Ester (אסתר) se relaciona con la palabra nistár: «escondido», «oculto»; mientras que la palabra Megilá se relaciona con la palabra megalé: «revelar». Así pues, las palabras Megilát Ester se traducirían literalmente como «La revelación de lo oculto» —y este es el mensaje de este sorprendente libro—. Aquí la maldad es derrotada mediante una serie de eventos orquestados por Dios y así es como Dios se revela a Su pueblo.

Para un momento como este

Me gustaría contarles otra historia sorprendente. En años anteriores, comenté algunas historias de Purím (Purimfest 1946, Purím 1953 en la Rusia soviética), y esta historia también sucedió alrededor de Purím, aunque no exactamente en esta fecha. Sin embargo, ante los ojos de los judíos sabios, incluso el inicio del mes de Adár anuncia alegría y victoria: «Cuando entramos en Adár, incrementamos nuestra alegría» dice el Talmúd,[5] y la historia que quiero compartir hoy sucedió justo después del comienzo de Adár II en 1948 (5708).

Desde luego saben que 1948 fue el año del aniversario del Estado de Israel. El 14 de mayo de 1948, David Ben Gurion leyó la Declaración de Independencia —y justo unos minutos después, el Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, reconoció el nuevo Estado de Israel—.  La mayoría de las personas lo saben, sin embargo, ¿conocen la sorprendente historia detrás de esta historia «para un momento como este»?

Dudo que muchos de ustedes hayan escuchado a Eddie Jacobson, un joven judío de Nueva York. Cuando Eddie era pequeño, sus padres se trasladaron a Kansas City y allí conoció a otro muchacho que llegó a ser su mejor amigo. Su amistad creció cuando ambos estuvieron en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, y después de finalizar la guerra emprendieron negocios juntos. Cuando estalló la recesión, tuvieron que cerrar el negocio, y la sociedad finalizó. Eddie Jacobson se convirtió en representante de ventas y con el tiempo abrió su propia tienda de ropa, mientras que su amigo, Harry S. Truman se dedicó a la política y eventualmente llegó a ser Presidente de Estados Unidos. Durante todo ese tiempo, los dos mantuvieron su amistad.

A principios de 1948, mientras los judíos de todo el mundo buscaron desesperadamente el apoyo de América, el Departamento de Estado aconsejó al Presidente no apoyar el establecimiento del Estado de Israel. Truman se encontró bajo presión extrema por todos lados. En algún momento dijo: «No quiero escuchar nada más sobre Palestina». Negó reunirse con Chaim Weizmann, Presidente de la Organización Sionista. Fue entonces cuando las organizaciones judías recurrieron al amigo de la infancia del Presidente —Eddie Jacobson—.

El 13 de marzo de 1948 (justo al empezar Adár), Jacobson fue sin previo aviso (al igual que Ester) a ver a Truman a la Oficina Oval. Así el plan de Dios se puso en acción: cinco días después Truman se encontró con Weizmann en la Oficina Oval y estuvo de acuerdo en apoyar el establecimiento del Estado de Israel. Inmediatamente después, el Estado fue declarado, Harry Truman firmó la proclamación.

Veinte años después, Truman escribió: «Uno de los momentos más orgullosos de mi vida, sucedió a las 6:12 p.m., un viernes 14 de mayo de 1948, cuando me fue posible anunciar el reconocimiento del nuevo Estado de Israel por el Gobierno de Estados Unidos. Y estoy particularmente satisfecho por el papel que afortunadamente jugué en el nacimiento de Israel con las inmortales palabras de la Declaración Balfour, “un hogar nacional para el pueblo judío”».[6]

Creo que en esta historia vemos claramente el mismo mensaje que transmite el libro de Ester; la sobria y dura pregunta con la que el libro nos desafía: ¿Qué hacemos cuando Dios oculta Su rostro? —tanto esta historia como el mismo libro, nos dan una importante respuesta—: debemos recordar siempre, que Dios tiene un plan oculto, secreto para un momento como este —y confiar en que Él se manifestará a través de ese plan—.

 

 

 

¡Mis queridos lectores! En honor a este maravilloso festival, celebrando la victoria de Dios, me gustaría ofrecerles un regalo muy especial: mi libro «The One Who Sees Me Lives», cuenta la historia de la victoria de Dios en la vida de dos muchachos judíos durante el Holocausto. Solo puedes obtener este libro (Kindle Edition) en Amazon completamente gratis estos días antes de Purím.

¡JÁG PURÍM SAMÉAJ!

 

 

 

 

[1] Ester 2:13.

[2] Ester 4:13-15.

[3] Jerusalén es la única ciudad en que se celebra Purím el 15 de Adár.

[4] Sería el segundo si contamos los atentados de Faraón en Éxodo.

[5] Taanit 29a.

[6] Los que estén interesados pueden leer aquí la versión completa de esta maravillosa historia:

https://reformjudaism.org/blog/2018/04/03/what-did-eddie-jacobson-have-do-founding-state-israel

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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