Retratos Bíblicos: Sara – Olvidada

¿Por qué?

La última vez vimos a Sara tomar una decisión dolorosa . ¿Por qué lo hizo en ese momento en particular, después de vivir durante diez años en la tierra? ¿Qué sucedió que desencadenó este esquema? El Midrash dice: «Este es el tiempo asignado para una mujer que vivió diez años con su marido y no tuvo hijos de él, cuando él está obligado a casarse con otra».[1] Aparte de esto, Sara había cumplido 75 años; sin lugar a dudas, ella había llegado a la menopausia en aquel momento. Es por eso que ella finalmente cedió al pensamiento que la había obsesionado durante tanto tiempo. Mientras todavía era capaz de procrear, todavía tenía esperanza; pero una vez que eso acabó, su esperanza también murió.

Creo que Sara había tenido una maravillosa relación con su sierva antes de que todo esto sucediese. Para comenzar, no creo que ella le hubiese ofrecido a su marido «llegarse a Agar» si hubiese tenido alguna amargura, celos o ira hacia ella, o si hubieran tenido algún tipo de problema sin resolver o alguna tensión entre ellas. Creo que su relación había sido buena hasta ese momento, pero aún así, como dije, fue una decisión muy dolorosa. Pero sin duda Sara pensó que fue una decisión correcta y el terrible dolor que se le atribuía, fue una prueba adicional y obvia (o eso creía) de que era lo correcto. ¡Oh!, cuán a menudo caemos en esta trampa de pensar que, si duele, debe ser lo correcto para Dios. De alguna manera, la mayoría de las veces pensamos que lo que Dios quiere de nosotros es algo que definitivamente nunca nos haríamos a nosotros mismos. Afortunadamente esto no es cierto. Aunque Dios realmente espera cosas desafiantes de nosotros a veces, pensar que el hecho de que vamos en contra de nuestras emociones, es prueba de que algo que viene de Dios es tan equivocado como el Evangelio de la prosperidad. Cuando Dios dice que sus caminos no son nuestros caminos, no significa que lo que Él quiere es lo opuesto a lo que nosotros queremos: sus caminos no siguen la misma dirección ni son opuestos a los nuestros. Simplemente están por encima de los nuestros, en una dimensión completamente diferente. En su tiempo, Dios le dio un hijo a Sara, pero cómo y cuándo sucedió, ella nunca podría haber imaginado.

El embarazo de Agar

Hay tres personas involucradas en esta historia, y definitivamente, Sara es la que se sintió «olvidada» casi desde el primer momento. A pesar de que todo el plan fue suyo, en primer lugar, ella se siente muy herida –y cuando nuestro dolor más profundo y las inseguridades se disparan, esto puede provocar nuestro peor comportamiento–; en consecuencia, ella se comportó mal con ellos. Primero, se dirige a su marido con esta acusación injustificada: «Mi afrenta sea sobre ti».[2] Casi puedo escuchar a Abraham preguntar incrédulo: «¿Qué? ¿Cómo es mi culpa? Eres la que sugirió todo esto. Simplemente estaba siguiendo tu consejo». Aunque imagino que Abraham sabía más. En lugar de discutir y pelear, simplemente dijo: «He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca».[3] Ya sabemos que hasta este momento, Abraham creía firmemente que todo el plan venía de Dios; por eso se sintió seguro de decir eso. No sabemos si tenía algún sentimiento por Agar; es posible que lo tuviera, pero ese no era el punto. Él confió en el Señor completamente para que guardase y protegiese a Agar, ya que él creía que el niño que ella llevaba era el hijo que había estado esperando: el hijo que el Señor le había prometido –el hijo del pacto– «El» hijo.

Sin embargo, hay un comentario judío interesante que explica la responsabilidad de Abraham por las presuntas palabras de Sara: «Cuando oraste a Dios, “¿que me darás, ya que no tengo hijos?”, oraste solo por ti, cuando debías haber orado por los dos, y yo hubiera sido recordada contigo».[4] Aquí me gustaría mencionar algo que siempre le digo a mis alumnos sobre Isaac, y citar un versículo que siempre toca mi corazón: «Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer».[5] ¿Sabes que Isaac es el único de los tres patriarcas que oró por su esposa? No escuchamos ni una simple palabra de Abraham orando por Sara. Fue todavía peor con Jacob: cuando Raquel se quejó sobre su esterilidad, Jacob se enfadó y dijo: «¿Estoy en el lugar de Dios?». Quizá ellos también oraron, pero las Escrituras nos hablan solo explícitamente respecto a Isaac: «orando al SEÑOR» a favor de su esposa estéril. Por eso, cuando Sara le dice a Abraham «mi afrenta sea sobre ti» –en cierto sentido, ella tenía razón de sentirse herida–.

Aún así, encuentro difícil de entender cómo fuentes judías pueden reclamar que Sara estuvo «completamente limpia de pecado», cuando el capítulo 16 describe claramente los desplantes de Sara hacia Agar. No estoy diciendo que el comportamiento de Agar fuese fácil para empezar, pero en cierto sentido no importa: Agar no engañó a Abraham con infidelidad. Todo el escenario fue obra de Sara, y siendo una mujer muy sabia, debería haber estado lista para las consecuencias, sin embargo, ella no estaba preparada. La verdad es que ninguno de nosotros está preparado para las consecuencias de nuestros planes o escenarios. Hasta este momento, Sara claramente siente que todo su proyecto fue un error, pero en lugar de admitir su responsabilidad, en lugar de ir al Señor y arrepentirse por todo lo que hizo, ella va a su marido, acusándole de algo que de hecho, ella le dijo que hiciese y después se comporta duramente con Agar.

En el texto en español leemos que cuando Agar «vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora».[6] Sin embargo, esto no es lo que dice en hebreo. En hebreo, la patrona de Agar se volvió «más ligera» ante sus ojos. Esto no solo fue predecible, sino absolutamente inevitable como resultado de la nueva redefinición de estatus que conlleva el cumplimiento del plan de Sara. Piensa en esto: Agar fue la primera mujer en la familia que concibió un niño. Ella llevaba un hijo del patriarca. Ahora era un precioso recipiente que cargaba el tesoro por el que Abraham había esperado tantos años. No es de extrañar que Sara, su señora, aunque libre, poderosa y rica, ya no parecía tan eminente, porque ni su poder, ni su libertad o riqueza le ayudó a conseguir lo que Hagar tenía: concebir un hijo de Abraham. No es de extrañarse que su patrona fuese ahora «más ligera» ante sus ojos. Si Sara no se hubiese anticipado a esto, si ella hubiese esperado a mantener las viejas estructuras dentro de la nueva realidad, este fue una vez más su error de cálculo y responsabilidad. Y como la distancia entre el estatus de ambas mujeres empezó a naufragar, la relación entre ellas se hizo cada vez más tensa. La Biblia no proporciona ningún detalle específico sobre como Sara trató a Agar, pero no hay duda de que lo que hizo fue suficiente, ya que huir al desierto le pareció la mejor opción para la joven embarazada. «Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia».[7]

 

[1] Génesis Rabbah 45:3.

[2] Génesis 16:5.

[3] Génesis 16:6.

[4] Génesis Rabbah 45:5.

[5] Génesis 25:21.

[6] Génesis 16:4.

[7] Génesis 16:6.

About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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