«37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba».
Saduceos y Fariseos eran dos partidos judío-israelita que con mucha frecuencia estaban enfrentados el uno con el otro por la superioridad. Los Saduceos eran conservadores a ultranza, miraban a los Fariseos como innovadores y revisionistas peligrosos. Se enfrentaban sobre muchos temas. Uno de ellos concernía al tema del agua ceremonial que se tenía durante la fiesta de los tabernáculos (Sukkot). Los Saduceos se oponían a dicha ceremonia mientras que los Fariseos la apoyaban. No sabemos exactamente cómo o dónde el agua era derramada en las ceremonias ya que todos nuestros medios de información nos han llegado desde una época posterior. En esos medios de información se nos dice que, los sacerdotes traían el agua del estanque de Siloé. Con el Sumo Sacerdote a la cabeza, llevaban el agua en una jarra de oro hasta el Templo y luego iban en procesión alrededor del altar. Cuando los sacerdotes se acercaban a la puerta del agua, se tocaba el sofar, seguidamente se cantaban cantos de salmos y alabanzas dando gracias a Dios por la cosecha.
En el transcurso de la ceremonia, los Fariseos insistían en que, el énfasis más importante debía ser hecho en la petición de lluvia. Tal simbolismo llevaba en sí el significado del festival más allá del énfasis tradicional de la experiencia en el desierto (ser protegidos mientras se vivía en moradas temporales -tiendas o carpas). La cosecha estaba simbolizada en los frutos cítricos que eran elevados en agradecimiento a Dios por la reciente recolección de frutos (m Sukk.5:1). Los Saduceos en general se resistían a tal cambio de énfasis en el Sukkot como revisionistas/conservadores. El conflicto fue mayor cuando Alejandro Janneus, el Sumo Sacerdote, saduceo y rey, enfurecido por los Fariseos, derramó el agua a sus pies en lugar de ofrendarla y levantó las manos en solemne afirmación por haber hecho tal petición a favor del pueblo.
Cuando Janneus murió, su mujer Alejandra Salomé, hizo las paces con los Fariseos a cambio de apoyarla para continuar como reina del país y para que su hijo fuese nombrado Sumo Sacerdote. El triunfo de los Fariseos en este evento significaba que en los tiempos de Jesús, las oraciones farisaicas del agua estaban firmemente arraigadas en el festival.
«37b Jesús se levantó y alzando la voz dijo: Si alguno tuviere sed, que venga a mí que yo le daré de beber».
Durante seis días consecutivos, la procesión del agua tenía lugar cada mañana. En el séptimo día era repetido siete veces indicando de este modo el énfasis y la concentración en la oración y adoración. En el octavo día, no se hacía la ceremonia del agua pero se tenía un periodo de reflexión y oración.
Es interesante que Jesús pudiese haber clamado en el séptimo o en el octavo día. Cualquiera de los dos, técnicamente hubiera sido llamado “el último y gran día” (7:37). Sin embargo, lo realmente importante aquí, no es cuando Jesús lo dijo sino lo que dijo y lo que Él esperaba que el pueblo entendiera. Sin entrar en el debate saduceo-farisaico comentado previamente, Jesús declaró que todo aquel que tuviese sed que fuese a Él! La conexión entre lo que había tenido lugar (un increíble festival de la ceremonia de derramamiento del agua) y las palabras de Jesús era obvio y no necesitaba mucha explicación. El entorno del contexto ofrece un dramático telón de fondo para estas breves pero poderosas palabras.
«38 El que creyese en mí, como dicen las escrituras; de él fluirán ríos de agua viva».
Hay veces que no está del todo claro a que porción del Antiguo Testamento se refiere en el Nuevo Testamento. Este es el caso con este texto.
¿Qué referencia del Antiguo Testamento tenía Jesús en mente? Las elecciones son muchísimas; todas teniendo como referencia pasajes sobre el agua y la salvación. Sin embargo, antes de seleccionar la referencia más probable debemos hacernos una pregunta más, que nos proporcionará la posible clave para resolver este enigma. ¿La escritura cita o alude señalar que los ríos de agua viva fluyen del creyente en Jesús (una opción comúnmente creíble) o del mismo Jesús (que es una opción más consistente con el resto del Evangelio)? Yo creo que se refiere a Jesús y no al que cree en Él.
Llevemos esta idea un poco más allá y veamos a donde nos lleva esta serie de pensamientos. Si Jesús es aquel de quien las Escrituras dicen (de su interior “corazón- entrañas” fluirán ríos de agua viva) debemos buscar las conexiones en el contexto de lo que había sucedido ya (en los capítulos 1-6) y también en el lo que en el momento estaba sucediendo (capítulo 7) en el Evangelio de Juan, Jesús, está representado en este Evangelio, entre otras cosas, cómo el Tabernáculo (Juan 1:11) y como el Templo (Juan 2:13-25). Esto debería darnos un indicio de que la referencia posiblemente aludida aquí, tiene algo que ver con el Templo. Deberíamos estar interesados especialmente en el texto que conecta con el Templo, con la fiesta de los Tabernáculos que es cuando este debate tuvo lugar.
Una vez hayamos considerado el agua en el Antiguo Testamento y los temas de la Salvación relatados especialmente con el Templo, una referencia en particular viene a ser una posibilidad interpretativa prometedora (Ezequiel 47:1-13).
Déjeme explicar. El texto de Ezequiel describe (y esta es una de las varias referencias de Ezequiel en el Evangelio de Juan) el futuro templo del cual saldrá el río que fluye de la Fuente de Agua viva (Ezeq. 47:1). La figura angélica acompañando a Ezequiel mesurando el agua que va aumentando en profundidad (Ezeq.47:3-6). Entones se nos da una visión de bienaventurado futuro. La desértica región junto con el salobre Mar Muerto florecerá. Por causa de este río de aguas vivas se transformará en un lugar de vida y sanación (Ezeq. 47:7-12). Lo que todavía es más emocionante es, el pasaje paralelo a este de Ezequiel y que encontramos en Zacarías 14:14-20. Ahí leemos sobre una batalla escatológica en que, durante o después de la cual, ríos de agua viva manan en dos direcciones (Oeste y Este) desde el Templo de Jerusalén. Cuando la batalla hubo terminado y el Dios de Israel surgió como claro vencedor, las naciones derrotadas y sobrevivientes (que habían luchado contra Jerusalén) se llegarán cada año a Jerusalén para celebrar la fiesta de los Tabernáculos delante del rostro del Señor (Zacarías 14:16).
En estas dos referencias tienen todos los temas que firmemente conectan los dos pasajes con los eventos descritos en Juan7:37-39. De paso, hay alguna indicación de que estos textos fueron leídos en voz alta como parte de la ceremonia del agua que Jesús levantó y proclamó que Él y en Él las palabras de los profetas eran cumplidas.
Jesús evocó la metáfora del Templo escatológico (proporcionando corrientes de agua viva para Israel) desde su propia profundidad, desde lo más hondo de sí! Como muchas de las cosas que Jesús dijo en los Evangelios y en especial en el Evangelio de Juan, estas palabras son simplemente fundamento aplastante en su significado e implicación.
«39 Ahora esto lo dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado».
Este versículo entonces se clarifica. Que Jesús dijese sobre los ríos de agua viva (conforme al comentario retrospectivo del artículo de Juan) Tiene que ver con el don del Espíritu durante el festival de Shavuot (Pentecostés). De acuerdo con Juan, los creyentes no tenían conocimiento de esto, simplemente porque los eventos de Pentecostés descritos en Hechos 2 estaban en el futuro.
Muchas Gracias primero a DIOS porque después de tanto tiempo me ha puesto al frente estos mensajes que me han enriquecido en mis conocimientos de la PALABRA y seguidamente mi reconocimiento a Ud. Dr. Eli por su aporte.DIOS Nuestro DIOS le siga iluminando y dando fuerzas para que nos siga orientando Paz y Bien
Excitante, emocionante, revelador, iluminador, apasionante.Espero ese día en que el Sagrado Río nos inunde de Agua Viva a todos, creyentes e incrédulos, para gloria del Eterno y pasificaciòn de la humanidad.
Baruj atà YHWH elojeinu melej ha olam.- Gracias