Comienzos (10): Génesis 3

Regresamos a nuestra serie «Comienzos». Hoy entramos a Génesis 3 —uno de los capítulos más cruciales de este libro —. Sin embargo, antes de eso, me gustaría decirles unas palabras sobre la Porción de la Torá Kí Tissá —la que leímos la semana pasada y sobre la que escribí en mi último artículo—. Quiero compartir con ustedes algo que recordé solo en sabbat (sábado), justo después de que el artículo fuese publicado, y por lo tanto, no entró dentro de mi comentario —pero no puedo dejar de mencionarlo—. Sabrán que algunas veces decimos que la Biblia es muy relevante hoy en día (cada día), que leyéndola, uno siente como si estuviese leyendo el periódico. Bueno, eso fue casi aterradoramente cierto con esta última porción: primero; aquí la Torá habla sobre el brote de una plaga (y para evitarla: «cada hombre dará un rescate por él al Señor cuando las numeres, entonces ninguna plaga vendrá sobre ellos»;[1]) después, escuchamos sobre la importancia de lavarse las manos: «por lo tanto, lavarán sus manos y sus pies, para que no mueran».[2] ¿Suena como si leyésemos nuestro periódico de hoy, cierto?

La Caída

Y ahora, finalmente, llegamos al Capítulo 3 —la historia de la Caída—. Me gustaría recodarles —en caso de que lo hayan perdido u olvidado— el detalle extremadamente importante: para un lector hebreo, esta historia empieza de forma muy diferente que para cualquiera que lea la traducción. Empieza con la última frase del Capítulo 2, diciéndonos que Adám y Eva «estaban desnudos» y «no se avergonzaban». En la traducción, este versículo no tiene nada en común con el primer versículo del Capítulo 3: «La serpiente era más astuta que cualquier bestia del campo». Sin embargo, es muy diferente cuando lo leemos en hebreo. «Desnudo» en hebreo es arúm (aquí tenemos la palabra en plural para «desnudos», עֲרוּמִּים  arumím), y la palabra «astuta» en Génesis 3:1 también es arúm; así que estas palabras básicamente vienen de una misma raíz. Por eso, en el texto hebreo original, la palabra «desnudos» (arumím) en Génesis 2:25 conecta inmediatamente la desnudez de la primera pareja con la naturaleza «astuta» (arúm) de la serpiente. Además, si recordamos que esta palabra «desnudo» es básicamente la palabra central de Génesis 3: la historia de la Caída trata sobre Adám y Eva, primero desnudos y sin avergonzarse, y luego desnudos y con vergüenza, y después nunca más desnudos —entonces entendemos que de hecho, la última oración del Capítulo 2 introduce la historia consecutiva de la desobediencia humana en el Capítulo 3— es como un puente, un puente sumamente importante y profundo, conectando en hebreo un capítulo con el otro, pero que desaparece por completo en la traducción.

Sin embargo, la diferencia entre una lectura cristiana de esta historia —siempre en la traducción— y la lectura a través de los lentes judíos o hebreos, no termina aquí. En este y en artículos futuros, intentaré puntualizar algunas de estas diferencias.

El fruto

Todos conocemos la narrativa: después del desafortunado encuentro con la serpiente, Eva, y después Adám, violaron el único mandamiento que Dios les había dado a la nueva humanidad: «Entonces, cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era agradable a la vista, y era un árbol deseable para hacerlos sabios, tomó del fruto y comió. Ella también le dio a su marido que comió con ella».[3]

Hablando de las diferencias, —¿cuál fue el fruto que comieron?— En la tradición cristiana, el fruto generalmente se pensó como una manzana, ya que era una fruta popular en Europa y también porque la traducción al latín de רע  (malo: como en «el árbol del conocimiento del bien y del mal») es malúm que también significa manzana. La tradición judía sugiere el higo —porque «ellos cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales»—.[4] Rashi explica que «con aquello con lo que ellos pecaron, ellos fueron rectificados, pero los otros árboles les prohibieron coger sus hojas». El Midrásh dice: «Este es el árbol por el que sufrió el mundo». Algunos comentaristas judíos también sugieren la uva (porque su abuso le lleva a uno a perder el sentido, como le sucedió a Nóa), o incluso el trigo (porque la palabra hebrea para trigo, חיטה (jitá) parecía estar relacionada con la palabra pecado חטא (jét). Todos ellos higos, uvas, trigoson productos predominantes en el Cercano Oriente.

Eva, Adám y adamá

Nuestro próximo comentario hebreo tiene que ver con los nombres de Adám y Eva. Leemos: «el hombre llamó a su mujer Eva, porque ella era la madre de todos los vivientes».[5] Ya he escrito algunas veces que es en los nombres donde experimentamos la mayor pérdida cuando leemos la traducción de la Biblia. En español no vemos ninguna lógica aquí, ninguna justificación de la palabra «porque», ninguna conexión entre las dos partes de la oración no es cierto?—. Sin embargo en hebreo, el nombre original de la primera mujer, חַוָּה (Javá), tiene una raíz hebrea conectada con un verbo לִחְיוֹת (lijiyót) «vivir», y palabras tales como חַי (jái) y חַיִּים (jáyim) transmiten la idea de «vida». En hebreo, por lo tanto, tiene perfecto sentido llamar a esta mujer חוה (Javá), porque desde luego, daría vida a todo viviente. El castigo no cambió o canceló este hecho: su maternidad sería dolorosa, pero ella todavía sería «la madre de todo viviente».

Ya comentamos la palabra y el nombre Adám y espero que recuerden el asombroso hecho que mencioné en uno de mis artículos anteriores: incluso aunque uno no pueda ver realmente la conexión etimológica entre «hombre» y «suelo» en la traducción hispana, esta conexión en hebreo es evidente. En hebreo, cuando dicen Adám, pueden casi escuchar la palabra adamá en este nombre. De hecho, su conexión es muy íntima y fuerte (y muy evidente) que corresponden y se correlacionan entre sí como lo hacen los sustantivos masculinos y femeninos en hebreo. Génesis 3 es otra prueba poderosa de esta conexión: cuando Dios castiga a Adám, adamá es maldecida. Piensen en esto: como castigo para Adám, Dios castiga el suelo אֲרוּרָה הָאֲדָמָה (arurá haadamá) ¿y qué más necesitamos para ver este lazo íntimo esencial? También es muy obvio que incluso las generaciones relativamente primitivas de los descendientes de Adám, han estado esperando que esta maldición sea removida de ahí el nombre de Nóa, descendiente de Adám. Hablaremos sobre esto próximamente, cuando lleguemos a esos capítulos.

[1] Éxodo 30:12.

[2] Éxodo 30:21.

[3]Génesis 3:6.

[4] Génesis 3:7.

[5] Génesis 3:20.

 

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About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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