Casi en todas partes, la festividad de Purim se celebra el 14 del mes hebreo de Adar. Este año, en muchos lugares, Purim comienza el miércoles al atardecer del 20 de marzo y continúa hasta el jueves 21 de marzo. Sin embargo en Jerusalén, Purim comenzará al atardecer del 21 de marzo y terminará al atardecer del viernes 22 de marzo (pronto sabrá por qué). Mientras lee este artículo, niños y adultos por igual, disfrazados y con mucha alegría, escuchan la Megillat Esther (el libro de Ester). Todo el libro debe ser leído durante este atardecer festivo —es una de las «obligaciones» de esta querida festividad—.
Como probablemente sabe, Purim no está entre las fiestas que Dios ordenó a Israel que guardasen —no la encontrará en Levíticos 23—, entonces, ¿por qué celebramos y qué celebramos?
LA REVERSIÓN DEL MAL
Supongo que ya habrá leído el libro de Ester, y por lo tanto, sabrá que Purim conmemora la salvación del pueblo judío de la intención de Amán en la antigua Persia de «destruir… a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día».[1] La historia sigue así: desterrados de Tierra Santa, muchos judíos se asentaron en diversas ciudades del Imperio Persa. Algunos vivían en la capital de Persia, Susa. El Rey del Imperio Persa, Asuero, el emperador, buscaba una nueva esposa y así la hermosa y pura muchacha judía Hadasa, una huérfana criada por un judío piadoso llamado Mardoqueo, llegó a ser la reina de este imperio mundial, —la Reina Ester—.
La historia sigue, Mardoqueo negó inclinar su cabeza en honor a Amán, quien era el Primer Ministro del Emperador Asuero. Furioso, Amán engaña al rey para que decrete un genocidio contra todos los judíos. El día señalado por Amán para el pur (sorteo) era el 13 de Adar. A propósito, de ahí viene el nombre de la fiesta —Purim—.
Entonces vemos una conversación sorprendente entre Mardoqueo y Ester: Mardoqueo le cuenta sobre la amenaza y el decreto del rey y le pide que salve a su pueblo. Al principio ella está llena de dudas, entonces Mardoqueo dice sus famosas palabras:
«Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?»[2]
Mardoqueo reunió a los judíos para ayunar y orar, Ester también ayunó y oró durante tres días, y como resultado, el milagro sucedió y el mal fue revertido. Ester pudo convencer a Asuero para que ahorcara a Amán y permitiera que los judíos se defendiesen. El 13 de Adar, las batallas se extendieron por todo el Imperio entre los judíos y aquellos que quisieron destruirles. El día siguiente, el 14 de Adar, fue un día de celebración por la consiguiente victoria judía. Como la batalla en Susa continuó durante dos días, la celebración tuvo lugar el 15 de Adar. Así pues, estos dos días se constituyeron como la festividad de Purim —el 14 de Adar en ciudades sin murallas y el 15 de Adar en ciudades con murallas—. Hoy en día, la única ciudad en la que se celebra Purim un 15 de Adar, es Jerusalén.
EL COMIENZO OCULTO
Si alguien está en la sinagoga el Sabbat anterior a Purim, uno se sorprendería de escuchar el nombre Amalec en todas las lecturas adicionales —tanto en Maftir como en Haftarah—. Maftir viene de Deuteronomio 25 y habla sobre el mandato de Dios «borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo»,[3] y Haftarah —la lectura de los profetas— viene de 1 Samuel 15 y nos habla del Rey Saúl. ¿Por qué?
Estas Escrituras revelan un comienzo oculto en el libro de Ester —uno que se oculta tan profundamente que muchas veces es pasado por alto—. Indudablemente es una razón más para ver a Dios detrás de todos los eventos de Purim; una razón más para conocer que Él es quien ha orquestado estos eventos.
En nuestro Haftarah, en 1 Samuel 15, leemos: «Samuel dijo a Saúl… Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él…».
«Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto… Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir…».[4]
Acabamos de escuchar que en Deuteronomio, Dios ordenó «borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo» —y cuando Saúl preservó a Agag, claramente desobedeció a Dios y a Su mandato—. Justo después de esto, fue rechazado como rey. En el mismo capítulo leemos: «Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras”».[5]
Ahora, ¿cuál era el linaje de Saúl?
«Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita.Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso».[6]
Puede seguirme, por favor, estamos a punto de hacer un descubrimiento asombroso:
Ester 3:1 «Después de estas cosas el rey Asuero engrandeció a Amán hijo de Hamedata agagueo…».
Ester 2:5 «Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín».
¿Puede ver este «comienzo oculto»? De hecho, la historia de Purim comienza aquí, en 1 Samuel, Saúl, de la línea de Cis, se le ordenó destruir a Agag, el rey de los amalecitas —pero no lo hizo—. Sabemos que el mismo Saúl tenía que matar a Agag y en este punto parece que la historia se acabó. Ciertas leyes existen en el mundo espiritual, sin embargo, parecen invisibles, y por lo tanto, ignoradas, no obstante, estas leyes son justamente tan inviolables como la ley de la gravedad, por ejemplo. Por eso, la línea de Agag y la línea de Cis, tenían que encontrarse en el futuro. Mardoqueo tenía que destruir al descendiente de Agag, Amán, ya que Saúl no destruyó a Agag. Esta es una de las lecciones de este profundo y profético libro —y aprenderemos más lecciones la próxima vez, tal como seguiremos con nuestros comentarios de la Megillat Esther—.
¡Chag Purim Sameach!
[1] Ester 3:13
[2] Ester 4:14
[3] Deuteronomio 25:19
[4] 1 Samuel 15:3-9
[5] 1 Samuel 15:10-11
[6] 1 Samuel 9:1-2
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