1:4 Juan a las siete iglesias que están en la provincia de Asia:
Si bien el libro de Revelación es un apocalipsis en cuanto viene a ser de este género, no es un apocalipsis puro (1) , ya que está incluido dentro del contexto de la carta. Podemos verlo claramente en los siguientes versículos. El libro de Revelación no es verdaderamente un libro, de hecho es una carta dirigida a las iglesias de la provincia de Asia. En su propio testimonio, esta carta apocalíptica contiene también profecía (Apoc.1:3; 22:7).
Comúnmente se piensa que la profecía es una predicción, pero para la mentalidad israelita es principalmente la proclamación de una verdad conocida con antelación, un llamado al retorno y de no olvidar lo verdaderamente importante. Por eso, al Libro de Revelación se puede decir que es una carta apocalíptica de contenido profético, que combina al menos tres clases de géneros en un solo documento (apocalíptico, epistolar y profético).
Mientras que no es posible decir con certeza a quien escribió Juan esta Revelación, está claro que su identidad era sobradamente conocida por las siete iglesias históricas mencionadas en la carta. El autor debía haber sido suficientemente autorizado para ser aceptado, ya que la Revelación de Juan no era el único apocalipsis en aquellas fechas. Sin embargo, la autoría del Apóstol Juan es pronta y fuertemente autentificada. Algunos líderes del siglo II (tales como Mileto, obispo de Sardis (c 165 EC) (2) – e Ireneo de Esmirna (c 180 EC) (3) -, cuyas iglesias estaban entre las primeras receptoras de la carta de Revelación (4) mencionan explícitamente que la carta se creía pertenecer al Apóstol Juan.
La causa de la autoría juanísta de la Revelación, irónicamente es más fuerte que la del Evangelio de Juan. El argumento más significativo a favor de otro autor (en el caso de que el autor del 4º Evangelio no fuese la misma persona) es que el griego del Apocalipsis es significativamente de más baja calidad que el griego del Evangelio de Juan. Esto, sin embargo, podría ser fácilmente resuelto suponiendo que Juan empleara a un escriba para la composición del Evangelio (tal como hizo Pablo (5) entre otros muchos en la Roma antigua), pero que no le fuera posible tener un escribiente cuando compuso el Libro de Revelación ya que fue escrito bajo arresto domiciliario en la Isla de Patmos. En otras palabras, se vio solo, con su limitada habilidad en el leguaje griego.
Todas las siete iglesias mencionadas en la carta, están localizadas dentro de la red de calzadas de la Roma antigua. Por eso era efectivamente posible que la carta hiciese un recorrido completo por todas las localidades después de ser originalmente enviada y leída en las distintas congregaciones.
No todas las congregaciones de Asia fueron nombradas (por ejemplo, la iglesia de Losas). La carta está ligada mediante la importancia del número siete, señalando la naturaleza simbólica de las iglesias. Parece ser, que las siete congregaciones históricas del momento, simbolizaban todas las iglesias existentes en el tiempo de Juan e incluso más allá del escenario histórico.
Gracia y paz a vosotros de “el que es”, el que era y del que ha de venir…
Este pasaje es una alusión de Éxodo 3:14 según la versión griega de la Septuaginta, donde Dios se refiere a sí mismo como “el que es” (ὁ ὤν). Del griego se traduce como la auto –descripción divina en hebreo אֶֽהְיֶ֖ה אֲשֶׁ֣ר אֶֽהְיֶ֑ה (Yo soy el que soy). Juan emplea las mismas palabras solo que en griego (6). El nombre impronunciable YHWH se cree que está relacionado con el verbo “ser” en hebreo, es un compuesto de aspecto pasado, presente y futuro, todo comprendido en una palabra, “El que es y el que era y el que será”. La indicación está servida.
Este pasaje es uno de los muchos en que se puede decir que el griego usado por Juan es pobre. Presten atención al anterior comentario sobre la autoría del Apocalipsis (y la posible ausencia de un escriba en Patmos). Ya que no todas las porciones del Apocalipsis pueden ser caracterizadas en esta forma, tampoco es posible explicar las irregularidades gramaticales del griego tan solo por el trasfondo hebreo del pensamiento lingüístico de Juan. Sin embargo, la explicación pudiera estar detrás de las torpes irregularidades gramaticales, probablemente son intencionadas por naturaleza. Para el lector familiarizado con ambos matices de la gramática, tanto hebrea como griega, actúan como indicio de que algo más pasa.
…Y de los siete espíritus que están delante del trono,
El número siete, en una amplia variedad de tradiciones judías escritas, es el número perfecto, total y completo. Tal como ha sido mencionado, el Apocalipsis está lleno de conjuntos del número siete, pero justo en el caso de las iglesias, este hecho llama la atención, y llama la atención no por el número en sí, sino más bien por la totalidad de lo que se está debatiendo- en este caso el Espíritu (siete espíritus) que están delante del trono de Dios. Aquí hay por lo menos dos opciones de interpretación. Una tiene que ver con el Espíritu Santo y la otra con la clave de los seres angélicos.
Primero, la interpretación convencional conecta los siete espíritus del Apocalipsis, con los siete “aspectos” del Espíritu en Isaías 11:2: “El Espíritu del Señor está sobre él, el espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y temor del Señor” (NASB). En realidad hay seis aspectos, no siete, porque el Espíritu del Señor no es uno de los aspectos. Una traducción mejor (NetBible) sin embargo, está prevista para los traductores de la NetBible, enseñando correctamente que cada par es realmente un concepto, reduciendo así de seis a tres: “El Espíritu del Señor está sobre él- un espíritu que da extraordinaria sabiduría, un espíritu que proporciona la habilidad para ejecutar planes, un espíritu que produce absoluta lealtad al Señor. No importa que traducción utilicemos para Isaías 11:2, la conexión entre estos versículos y los siete espíritus en el Apocalipsis, no parecen los mismos.
Segundo, en los libros judíos no-canónicos tales como 1 Enoc que tiene muchas referencias tradicionales a “el Hijo del Hombre”, encontramos repetidas veces una frase familiar “El Señor de los Espíritus”.
Por ejemplo, leemos en 1 Enoc 46: 1-2 :
“Allí contemplé al Anciano de Días, cuya cabeza era blanca como la lana, y con él, otro, cuya apariencia era como de hombre…. Entonces yo pregunté a uno de los ángeles, que fue conmigo, y quien me mostró cada cosa secreta, concerniente al Hijo del hombre; quien era, de donde era y por que acompañaba al Anciano de Días. El respondió y me dijo: Este es el Hijo del hombre, a quien le pertenece la justicia; en quien habita la rectitud y quien revelará todos los tesoros que están ocultos: Porque el Señor de los Espíritus le ha elegido; y por su posición sobrepasa a todo delante del Señor de los espíritus en eterna rectitud”.
Aquí tenemos un maravilloso pasaje estableciendo las tradiciones judías (contemporáneas al libro del Apocalipsis) sobre Daniel (7), figura del Hijo del Hombre. Notemos que la frase común de Enoc – “El Señor de los Espíritus”, puede conectarse con “los siete espíritus que están delante del trono “de Apocalipsis (Ap. 1:4b).
Mientras que el paralelismo entre “el Señor de los Espíritus” y “siete espíritus que están delante de su (Dios) trono” es intrigante, podríamos tratar aquí con un previo equivalente judío pre sistematizado, más tarde la Trinidad Cristiana (aunque en diferente orden) – Padre, Espíritu Santo e Hijo.
Sin embargo, otra posibilidad interpretativa que se nos presenta, es cuando comparamos el Libro de Revelación con 1 Enoc. Los siete espíritus delante del trono de Dios podrían ser las siete figuras angélicas clave que (son imaginadas en algunas tradiciones apocalípticas judías) sirven delante del Trono de Dios.
Los ángeles, después de todo, son espíritus que sirven a Dios y estos siete espíritus angélicos, de acuerdo con la tradición apocalíptica judía, sirven delante de Dios. Es significativo que los siete no solo aparecen en Enoc, sino también en otros libros judíos tanto bíblicos como para-bíblicos.
Mientras que los creyentes pueden ser tentados a sacar mucho de esta conexión, tenemos que mantener esto en perspectiva. Sean o no los nombres de los siete ángeles claves Gabriel, Miguel, Rafael, Uriel, Rajel, Ramiel, y Saraquel, tal como dice el libro de Enoc, nunca lo sabremos, pero al menos es concebible que otros judíos contemporáneos (incluyendo al que fue el autor judío de Revelación) tienen un concepto en mente similar al del autor del libro de Enoc (1 Enoc 20: 1-8).
De modo que, otro que el Espíritu Santo, otra explicación potencial para los siete espíritus podrían, de hecho, ser las siete figuras angélicas.
En este caso, Dios, los siete ángeles claves, y como pronto veremos, Jesucristo, son los autores finales de parte de quienes Juan escribe/distribuye esta carta para ser enviada a los seguidores de Cristo en las congregaciones de Asia Menor.
1:5 “Y de Jesucristo – el fiel testigo, el primogénito de entre los muertos, el que gobierna sobre los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libera del pecado con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea la gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
El quíntuple título para Jesucristo es claro- 1) fiel testigo, 2) primogénito (8) de entre los muertos , 3) gobernante de los reyes de la tierra (1:5a), 4) el que nos ama y 5) el que nos libera (1:5b).
Tan completa descripción titular (especialmente en comparación con otros autores o de aquellos a quienes se les encomendó la carta) merece una doxológica exclamación- “A él sea la gloria y el poder por siempre jamás” (1:6b). Esto es especialmente porque Jesucristo nos nombra (presumiblemente Juan, su comunidad y los creyentes a quienes va dirigida la carta) ser sacerdotes del reino, sirviendo al Dios de Jesús (su Dios) y Padre (1:6a).
La idea presentada en Apoc.1: 6-7, es que la grandeza multifacética de Jesucristo resulta, eventualmente, en la gloria y el poder de su Dios y Padre. Suficientemente interesante, también debe ser un paralelismo conceptual de Enoc 48. Leemos en Enoc 48:2-6:
“Y en esa hora en que el Hijo del Hombre fue nombrado. En la presencia del Señor de los Espíritus. Y su nombre delante del Origen de Dios…
El será el cayado de los justos donde ellos se apoyen y no caigan,
El será luz para los gentiles,
Y la esperanza de aquellos contritos de corazón.
Todos los que habitan la tierra se postrarán y le adorarán,
Y alabarán y bendecirán y celebrarán con cánticos al Señor de los Espíritus.
Y por esta razón han sido escogidos y guardados en Él,
Antes de la creación del mundo y para siempre jamás.
Lo que vemos en el texto de Enoc es que la alabanza y adoración al Hijo del Hombre que recibe de los habitantes en la tierra, tiene como resultado final la alabanza y adoración al Señor de los Espíritus (Dios mismo).
Desde luego, esto es un concepto muy similar al descrito en Apoc. 1:5-6 “…Jesucristo- el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos liberó de nuestros pecados al precio de su sangre y nos ha nombrado como reyes y sacerdotes para servir a su Dios y Padre- A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén”. (9)
1:7-¡Miren! El vuelve en las nubes, y cada ojo le verá, incluso los que le traspasaron y todas las tribus de la tierra se lamentarán por causa de Él. ¡Esto ciertamente sucederá! Amén.
Lo que es muy importante mantener en mente, tal como lentamente leemos el Libro-Carta de Revelación, es que tenemos una variedad de voces escuchándose en esta carta (Dios, Juan, Espíritu, Jesús, Cristo, Novia. Etc.). Como si fuera una compleja composición, tan rica polifonía de sonido celestial, requiere una cuidadosa y atenta audición, de manera que claramente se distinga la variedad de voces, apreciar ambos, el mensaje coral y el intérprete.
No está claro que voz escuchamos en Apoc. 1:7, pero a cualquiera que pertenezca esta voz, nos hará el efecto de alerta del retorno de Cristo crucificado, volverá con poder (en las nubes) y nadie (incluidos los que le mataron) será capaz de negar su resurrección (cada ojo le verá, incluso los que le traspasaron).
Esto nos lleva al cumplimiento de las visiones de Daniel 7:14: “Todo pueblo, naciones y lenguas le servirán. Su autoridad es eterna y no tendrá fin, Su reino no será destruido”, lo mismo que Zacarías 12:10 “Yo derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, espíritu de gracia y súplica, para que me miren, a quien traspasaron. Se lamentarán por él como quien se lamenta por su propio hijo, y habrá amargo lamento como quien se aflige por el primogénito”.
[divider]
(9) Juan, a las siete iglesias de Asia: Gracia y paz a vosotros en Él, el que es, el que fue y el que ha de venir y de los siete espíritus que están delante del trono”. Apoc. 1:4.
“Y escribe al ángel de la iglesia de Sardis: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, pero que estás muerto” Apoc. 3: 1.
“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces. Y había siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono, que son los siete espíritus de Dios” Apoc. 4:5.
“Y miré y contemplé que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes y en medio de los cuatro ancianos estaba de pie un Cordero como si hubiese sido inmolado, tenía siete cuernos y siete ojos los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra” Apocalipsis 5:6.
“Y vi a los siete ángeles que estaban delante de Dios, a los que fueron dadas siete trompetas.” Apoc. 8:2.
I give thanks to our God because through this medium can be instructed my husband my son and I, but this so far, but at the same time we are very close to Israel. Thank you, and bless the eternal.
shalom ….