La figura del “Salvador Oculto”
Este artículo concluye nuestro análisis de 11QMelquisedek. Como hemos visto en nuestros posts anteriores, todo este escrito presenta un escenario escatológico del juicio venidero. En este sentido, tenemos aquí todos los componentes necesarios: el final que está por llegar y el juicio, por una parte, y la salvación de los justos, por la otra. Sin duda a Melquisedec se le ha dado el papel central en la salvación escatológica de los justos y el juicio de los malvados. Al final del noveno jubileo, durante la primera semana del décimo jubileo, en el Día de la Expiación, la expiación será hecha para todos “los hijos de luz y para los hombres de Melquisedec”. (2.8). En ese momento, Melquisedec ejecutará también el juicio sobre Satanás y los espíritus de su ejército. Aquí Melquisedec es el instrumento del juicio escatológico de Dios. Él es salvador escatológico de los justos; como instrumento de Dios, él juzgará en el Día de la Expiación en el momento del juicio final de Dios, cuando Belial y los espíritus de su ejército sean derrotados.
“Melquisedec ejecutará la venganza de los juicios de Di[os] en [aquel día y serán li]ber[ados de las manos de] Belial y de las manos de todos los espí[ritus de su ejército]” (Columna 2.13).
Así pues, vemos que la figura Qumránica de Melquisedec es una imagen sobrehumana, trascendente, siendo revelada y manifestada en el Día del Juicio, y en este sentido, el fragmento podría ser como una representación del modelo de “Salvador Oculto” como la que comentamos y vimos en los Evangelios. Es muy importante destacar que, la salvación no solo llega aquí a través del Salvador Oculto de los últimos tiempos, sino que también llega para aquellos que le pertenecen —solamente para los hijos de luz que pertenecen al ejército de Melquisedec—. Así, este típico motivo del Nuevo Testamento ya sucede aquí. 11QMelquisedec probablemente data de finales de la segunda mitad del siglo II a.C.; el tema es, ¿veremos algunos cambios y algunas novedades en la figura del “Mesías Oculto” en documentos posteriores del Qumran?
El maestro de justicia como Mesías Secreto
“Creo que los sectarios del Qumran probablemente hayan creído que el Melquisedec eterno, cuyo prototipo humano salió al encuentro de Abraham para recibir presentes y bendecir el pan y el vino, llegó como hombre y era conocido como el Maestro de Justicia,”[1] escribe John O’Neill. Ellos creyeron que sería revelado en el día de liberación como juez de todo. Incluso en el título, Maestro de Justicia, O’Neill ve una referencia oculta en el nombre de Melqui sedec, Rey de Justicia. Para mantener esta tesis, O’Neill cita el pasaje del comentario de Habacuc que explica que, la salvación en el Día del Juicio dependerá de la fe en el Maestro de Justicia. Habacuc 2:4b dice, “mas el justo por su fe vivirá”. 1QpHab 8.1-3 comenta: “Interpretado, esto concierne a todos los que observan la Ley en la Casa de Judá, a quienes Dios liberará de la Casa de Justicia por causa de sus sufrimientos y por causa de su fe en el Maestro de Justicia”. Si aquellos que han de ser salvos en el Día del Juicio son salvados por la fe en alguien, ese alguien no puede ser nadie más que el Mesías. Así, según O’Neill, los Qumranitas creían que el Mesías, que había estado oculto en el cielo como el Melquisedec celestial, vino y vivió entre ellos bajo la forma del Maestro de Justicia.
Un libro de Michael Wise, The First Messiah, argumenta lo mismo entre líneas. La tesis principal del libro es que el Maestro de Justicia —Judá, como le llama Wise— era visto por sus seguidores como el Mesías. Wise extrae sus argumentos principalmente de fuentes literarias e históricas. Habiendo analizado los textos históricos y literarios, llega a una sorprendente conclusión que antes de Judá (mediados del primer siglo a.C.) casi no habían escritos sobre el Mesías, mientras que después de mediados del primer siglo a.C., encontramos muchos textos que hablan sobre el Mesías. Además de esta prueba de evidencias externas, Wise también aporta un examen detallado de los textos de Qumran (los Himnos de Acción de Gracias) en su búsqueda de la identidad mesiánica de Judá. Habiendo dicho esto, llega a la conclusión definitiva: El Maestro de Justicia, creyó ser él mismo el Mesías de Israel —y así lo creyeron sus seguidores—.
Así pues, si realmente el Maestro de Justicia se creía el Mesías de Israel, entonces ¿por qué fueron tan pocos los que le reconocieron? Precisamente es aquí, que el tema del no-reconocimiento —del mesías “incógnito” quien viene y no es reconocido— entra en escena. “Judá llegó a creer que la nación le había rechazado porque esa era la manera que Dios había planeado desde siempre. Él era el mesías pero también era un secreto;”[2] él estaba oculto, no reconocido por lo que era para muchos de sus contemporáneos. “Él, quien nutre el Retoño Santo para ser el Árbol de la Verdad, está oculto en sí mismo, sin estima, su secreto está sellado”. [3] Cuando Dios se revele a su pueblo y se haga manifiesto, entonces el pueblo reconocerá su error y apreciará a Judá por lo que realmente es. Sin embargo, hasta entonces, debe permanecer silencioso y en secreto: “Ciertamente ellos no me apreciarán hasta que Tú manifiestes Tu fortaleza poderosa a través de mí”.[4]
Notablemente, Michael Wise cree que el entendimiento de Judá sobre su secreto mesiánico vino directo del Himno del Siervo de Isaías: Él fue despreciado, y nosotros no le apreciamos… Él no tenía forma o majestad para que le admirásemos, nada en su apariencia para que le deseásemos.[5] Muy pronto estaremos analizando aquí las profecías de Isaías; por ahora, tan solo es importante para nosotros comentar el hecho de que para Wise, esta conexión entre el incógnito mesiánico y el Himno del Siervo de Isaías es bastante claro.
Ahora, habiendo analizado los textos y los comentarios, podemos guardar el siguiente retrato. Los sectarios de Qumran creían que el Melquisedec eterno, cuyo prototipo humano se encontró con Abraham para recibir los dones y bendecir el pan y el vino, había estado oculto en el cielo hasta el tiempo señalado; entonces vino como hombre y fue conocido como el Maestro de Justicia; él sabía que era el Mesías y sus seguidores lo sabían también; sin embargo, la mayoría de la gente no le reconoció por quien era, en respuesta a ello, él enseñó que este era el modo en que Dios lo planeó desde siempre. Era el plan original de Dios para Su Mesías —y en obediencia a este plan, el Mesías debía permanecer en silencio—.
[1] O’Neill, J. C. Who Did Jesus Think He Was? (Biblical Interpretation Series, Vol 11), Brill Academic Publishers, 1995 – p.72.
[2] Wise, Michael, The First Messiah: Investigating the Savior Before Jesus, 1999 -p.209
[3] 1QH xi 11
[4] 1QH xii 25.
[5] Isaías 53:2,3
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