Simchat Torah: La AlegrÍa De Un Nuevo Comienzo

Como ya sabemos, Sukkot es “tiempo de nuestra alegría” —y la alegría de Sukkot alcanza el clímax durante el día final— Simchat Toráh. Simchat Toráh (lit: la alegría de la Torá) es una fiesta que marca la conclusión del ciclo anual de la lectura pública de la Torá, y el comienzo de un nuevo ciclo. La primera porción de la Torá, Bereishit (en el principio), se lee esta semana, y hoy vamos a tocar justamente unos cuantos puntos de esta increíble y profunda porción.

 

          EL CIELO Y LA TIERRA

 

א  בְּרֵאשִׁית בָּרָא אֱלֹהִים אֵת הַשָּׁמַיִם וְאֵת הָאָרֶץ. En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

 

Muchos de nosotros estamos familiarizados con estas palabras. Algunos incluso las saben en hebreo:  Bereishit bara Elohim et hashamayim ve’et haaretz . ¿Por qué? ¿Por qué este versículo es tan significativo que incluso algunas veces, aquellos que no creen en Dios, también conocen estas palabras?

 

Siempre he tenido la sensación de que esta única línea —la primera línea de toda la Biblia— es como un conducto secreto conectándonos con los planes de Dios y Sus misterios durante todo el tiempo y por la eternidad. Si miramos de cerca a través de este conducto, podemos captar un destello de la impresionante profundidad de Sus misterios desde el principio del mundo. Es difícil exagerar la importancia de esta palabra que presenta la completa revelación de Dios a la humanidad:  Bereishit, en el principio, בְּרֵאשִׁית –

 

—hay muchas cosas que podemos decir respecto a esta única palabra, podemos hacer demasiadas preguntas aquí—. La primera pregunta para empezar: ¿Por qué empieza con Bet, la segunda letra del alfabeto hebreo, y no con la Alef, la primer letra? Incluso si no sabes hebreo, podrías adivinar que esta letra —Bet — como la letra Beta en griego, como la letra B en inglés, es la segunda y no la primer letra del alfabeto hebreo (la primera es Alef —como Alfa en griego o A en inglés—). ¿No parecería mucho más apropiado empezar el libro de los comienzos con la primer letra? Entonces, ¿por qué no Alef?

 

La respuesta es muy simple y muy profunda a la vez: no pretendemos estar capacitados para saberlo todo. Desde el principio, Dios no tenía en mente revelarlo todo —pero Él nos reveló lo suficiente para que sepamos y cumplamos Su voluntad—. “Las cosas secretas pertenecen a JEHOVÁ nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.[1] En este sentido, la Bet en el principio es como una pared separando las cosas que pertenecen al Señor de las cosas que Él quiere revelarnos, a nosotros y a nuestros hijos para siempre para que podamos cumplir las palabras de esta ley. No es accidental, sino más bien extremadamente significativo, que esta Bet en el texto hebreo tenga un tamaño mayor que las otras letras. Solo hay unos pocos casos como este en todo el Tanaj, y todos ellos tienen un profundo significado. En este caso, esto es desde luego el Principio, con letra mayúscula, aunque en hebreo no haya mayúsculas.

 

LA TIERRA Y EL CIELO

Probablemente sepas que hay dos relatos diferentes de la creación en las Escrituras: Génesis capítulo 1 y Génesis capítulo 2. El versículo 4 del capítulo 2 es el versículo que abre el segundo relato, y después de este versículo, el lenguaje y el tono cambian drásticamente y emergen algunos cambios muy significativos. La diferencia más sorprendente entre los relatos de los nombres de Dios: el primer relato se refiere al Creador como “Dios” o “Elohim” en hebreo, mientras que el segundo se refiere al Creador como “SEÑOR Dios” o “Adonai Elohim”.

 

Esta diferencia se ha notado desde la antigüedad y ha sido el punto de salida para los comentaristas midráshicos, lo mismo que para la crítica bíblica. Los últimos ven dos historias de la creación como fluyendo de dos tradiciones diferentes: la anterior es asignada normalmente a la fuente-P, la última a la fuente-J. Es un gran tópico, y no soy capaz de tratarlo aquí. En cuanto a los comentarios judíos, sería bueno mencionar que la tradición judía interpreta los nombres de Elohim y Adonai como aclaraciones de dos facetas de la naturaleza de Dios. Elohim representa la cualidad de justicia, Adonai, la cualidad de misericordia. “El Midrash dice que el mundo fue creado originalmente por Dios como Elohim (Génesis 1) pero después “se le llama Adonai Elohim (Génesis 2) porque Él vio, que sin añadir la cualidad de misericordia, la creación no hubiese durado”.[2]

 

La creación del hombre también es diferente. En el capítulo 1, es creado “a la imagen de Dios”. Nada de esto se dice sobre el Adán del capítulo 2, de quien se dice “formado… del polvo de la tierra”. Uno puede pensar fácilmente que tenemos dos Adán diferentes aquí —uno creado en el capítulo 1 y otro creado en el capítulo 2—. Sin embargo creo, que la explicación para este relato actual debe ser visto en la naturaleza dual de la humanidad, más que en dos fuentes diferentes. No hay dos historias diferentes y contradictorias —hay dos perspectivas diferentes de la misma historia, pero tomadas desde dos ángulos completamente distintos.

 

Veamos más cercana a Adán en ambos relatos. El primer capítulo presenta la proyección horizontal de Adán: el rol y las funciones que él debía tener en la tierra y hacia los que existían cerca de él en esa tierra. Este Adán tenía que jugar su rol social con éxito y actuar bien en sus funciones mediante su relación con los demás.

«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios,y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:27-28).

El hombre que vemos en el segundo capítulo es el mismo Adán pero ahora la perspectiva se toma desde un ángulo completamente distinto, ahora vemos la proyección vertical; vemos a Adán en su relación con el cielo, en su comunicación con Dios.

 

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:15-17).

 

Incluso el orden de las palabras en los dos relatos es completamente opuesto: mientras que el primer capítulo empieza con el famoso “en el principio creó Dios los cielos y la tierra” (1:1), en el segundo capítulo dice: “el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos” (2:4). El relato del capítulo 1 empieza con el cielo y entonces prosigue con la tierra y con sus habitantes. En este sentido, el capítulo 2 empieza directamente con la tierra y con los que le pertenecen a ella. En este sentido, el capítulo 2 es como una versión en cámara lenta de esos versículos del capítulo 1, donde Dios está tratando con la tierra —y gracias a este movimiento lento—, por primera vez podemos darnos cuenta de algo que fácilmente se podría haber perdido en un movimiento rápido al cambiar de episodios en el capítulo 1: este hombre, a quien Dios declara haber creado “a Su imagen y semejanza” no es alguien angelical, un ser espiritual, sin tener deseos carnales o similares, ocupado puramente con temas espirituales —no, es un hombre muy material, es “formado… del polvo de la tierra” o para decirlo de manera diferente: Adán, quien es “formado del polvo del suelo” está destinado a, y está ansioso por comunicarse con Dios y ser parte del cielo. A partir de ahora, esta increíble tensión entre el polvo de la tierra de donde somos formados y la imagen de Dios de la que fuimos creados, marcará cada página de este libro —y cada paso de nuestras vidas como humanos—.

 

[1] Deuteronomio 29:29

[2] The Torah: A Modern Commentary, ed. By W.Gunther Plaut, , NY,1981,

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About the author

Julia BlumJulia is a teacher and an author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and “Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these courses.

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